Making-of
Cronología de la escritura del libro
En realidad, sin que lo supiéramos, este libro comenzó a escribirse el 30 de agosto de 2003, que es cuando se inició la primera acción micropolítica: la demanda contra el canon.
La experiencia que se acumuló en aquel procedimiento, ya finalizado, sirvió como reflexión para una obra académica, un trabajo fin de máster -la clásica tesina-, en la que se volcó lo aprendido durante el Máster en Estudios Avanzados en Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid, realizado en el curso académico 2011-2012. La tesina se escribió durante los meses de agosto y septiembre de 2012 entre Castelló de Ampurias (Girona) y Madrid. Tras su defensa, efectuada el 27 de septiembre de 2012, obtuvo una calificación de sobresaliente (9,5). Parecía que el texto iba por buen camino.
Ya por aquel entonces comenzamos el autor y los editores a hablar de la posibilidad de publicación de la tesina en un formato más relajado que el académico y durante dos años estuvimos planteándonos ponernos con su publicación. Sin embargo, tanto por cuestiones personales como profesionales no dispusimos de las condiciones para iniciarlo, hasta que el día 21 de enero de 2015, aprovechando un viaje de Antonio de Egipto y Marga Suárez a Madrid, quedamos para tratar nuevamente su publicación. En ese momento parecía que había un paréntesis que nos permitía poder retomar el proyecto y planteamos una fecha de entrega del original: el día 10 de marzo de 2015. De esta manera, la obra podría estar disponible para la Feria del Libro de Madrid.
La obra tendría dos partes bien diferenciadas: una primera parte teórica que provendría de la tesina y una segunda parte práctica, que sería de nueva escritura. Para esta segunda parte se utilizaría la experiencia obtenida no sólo en su momento en la Demanda contra el canon sino en eventos culturales y académicos. Por un lado, se contaba con la experiencia de la clausura de las jornadas de Tengo una idea... ¿y ahora qué?, que tuvo por título Emprender no necesariamente es crear una S.L: nuevos modelos de trabajo para la innovación social, celebrada el 3 de diciembre de 2014 en la Cidade da Cultura de Galicia de Santiago de Compostela, y, por otra parte, se contaba con lo experimentado en el módulo de Comunidades en Red, impartido en el seno del Máster en Comunicación, Cultura y Ciudadanía Digitales, organizado por la Universidad Rey Juan Carlos y Medialab Prado.
El circuito de lo tratado en el libro pasaría pues por todos los ámbitos. Nació como una práctica en la Red, la demanda contra el canon, la primera escritura de la teoría se vertió en el mundo académico como un trabajo fin de máster, se experimentaron sus postulados prácticos en un ambiente cultural y en otro académico y, tras estas vueltas, finalmente se escribiría la parte práctica.
El 27 de enero de 2015 se retomó la escritura y se continuó durante el mes de febrero pero el 10 de marzo el original no pudo estar listo. Temas de trabajo lo impidieron. Un día cualquiera, imprevisiblemente, un juzgado o un tribunal te notifica una resolución, te concede el plazo legal de 20 días para presentar tu escrito y el mundo se paraliza hasta que lo finalizas. Y eso fue lo que ocurrió, así que a principios de marzo hubo de interrumpirse la escritura. Para entonces se había revisado y reescrito la totalidad de la parte teórica dejándola acabada a falta de la revisión final, mientras que de la parte práctica quedaban por escribir los apartados correspondientes a los elementos objetivos, la publicación del conocimiento, las cuestiones jurídicas y la propuesta de procedimiento.
Nuevamente el 26 de marzo de 2015 se pudo continuar con el original. Se puso otro plazo: la entrega se haría como más tarde el día 1 de abril, justo antes de las vacaciones de Semana Santa. Nuevas tareas ajenas lo impidieron, esta vez la corrección de ejercicios de alumnos. Y, por fin, el domingo día 12 de abril el original estuvo listo. Se envió tanto al editor como a diecisiete personas más que pudieran dar su opinión del libro desde diferentes perspectivas.
Abusando y poniendo en peligro la amistad, a estas diecisiete personas se les pidió, nada menos, que revisaran y criticasen el texto en un tiempo record de diez días y que si les era posible entregaran sus observaciones como muy tarde el día 22 de abril. Desde el día 22 al día 27 se estudiarían sus comentarios y finalmente, tras modificar la galerada incluyendo lo que se considerase pertinente, se entregaría la versión final a la imprenta para comenzar a publicar los ejemplares. Las aportaciones de cada una de estas diecisiete personas mejoraron notablemente el texto original y en ocasiones obligaron a profundos cambios. Su ayuda se halla referenciada en el libro y en la sección de agradecimientos de esta web.
La portada del libro se aprobó a la primera el día 7 de mayo. Pedro Peinado la diseñó e inmediatamente fue aceptada por editores y autor. En esa misma fecha ya se contaba con un texto en el que se habían incluido todas las revisiones de los diecisiete magníficos. Sólo quedaba revisar los errores tipográficos, la bibliografía y la composición final. El día 13 de mayo a las 04:30 horas se cruzó un último correo con la revisión bibliográfica. Se verificó que toda la bibliografía citada en el texto tuviera su correspondencia en las referencias, así como que no hubiera una referencia que no estuviera citada en el texto. Se detectaron 18 errores en las referencias, más un orden alfabético erróneo en dos de las entradas, que se corrigieron. Ese mismo día 13, tras un skype mantenido desde las 08:00 hasta las 12:30 horas en el que se revisó el arte final, el texto quedó listo. A continuación se compuso la contraportada y podía ya darse por finalizada la obra. No obstante, durante todo el día 13 de mayo, hasta las 23:30 horas, se repasó el original en busca de posibles errores.
El día 14 de mayo de 2015, a primera hora de la mañana, el texto entró en imprenta.
El día 27 de mayo de 2015 el libro se presentó en Madrid, en La Central de Callao. Intervinieron en el acto de la presentación Antonio de Egipto Suárez, Andoni Alonso, Stéphane M. Grueso y Pedro Letai. Se agotaron todos los ejemplares que había en la librería.
Agradecimientos
En primer lugar, los agradecimientos de este libro deben ir a cuantos participaron en la Demanda contra el canon en los soportes digitales puesto que sin ellos no se hubieran producido los hechos sobre los que luego poder reflexionar. Su participación supuso una corriente de aire fresco ya que, ante la infracción de un derecho, hicieron lo que debe hacerse: recurrir a los tribunales y no sólo quedarse en campañas mediáticas o vociferadoras protestas.
En segundo lugar, es necesario mostrar el agradecimiento a las personas que revisaron pacientemente la primera versión de este texto y aportaron comentarios y consejos sobre su contenido. Dada su singularidad, en la que se mezclan variadas disciplinas, se consideró conveniente que la obra fuera revisada por un grupo de personas, dispar de formación, cuyo criterio se tiene en muy alta estima. La petición iba acompañada de una exigencia de premura en la respuesta que impidió pedir este envenenado favor a otras personas cuyo criterio se valora igualmente. Las críticas y comentarios recibidos han servido para enriquecer el texto bajo todos los puntos de vista: aspectos formales, aportación de novedosos ejemplos, concreción de datos, estilo de redacción, ritmos de lectura, transiciones entre conceptos... Parte de la autoría de esta obra es por tanto suya.
Las personas con las que se tiene esta especial deuda son Andoni Alonso, Iñaki Arzoz, Eva Belmonte, Florencio Cabello, David Cabo, Javier Candeira, Marcos García, Stéphane M. Grueso, Alejandro Herrera, Antonio Lafuente, Estela Mateo, José María Mateos, Helena Nadal, Ana Romero Sire, Vicente Ruiz Jurado, Iván Sánchez Ortega y Eduardo Serrano. Las aportaciones que se desean destacar son las siguientes:
Andoni Alonso Puelles, además de sus comentarios sobre el contenido y los aspectos formales, recordó el excesivo uso del gerundio hecho por quienes están inmersos diariamente en el lenguaje jurídico o administrativo. Inmediatamente hubo que darle la razón mientras se recordaban aquellos Resultandos y Considerandos que conformaban las diferentes partes de una resolución judicial.
Iñaki Arzoz planteó la necesidad de suavizar ciertos conceptos y de aportar en el texto reflexiones sobre aspectos éticos y de contexto histórico sobre el ciberactivismo, además de hacer ver algún error.
Eva Belmonte fue la causante de que se moderara la parte relacionada con los aspectos mediáticos, reflexionando sobre el papel de las noticias y de los medios de comunicación en la creación de un entorno digital, al aportar que el punto de mira del informador pudiera ser más rico desde un punto de vista no participativo y recordar que el discurso de los medios de comunicación es muy indicativo de las relaciones de poder en una sociedad.
Florencio Cabello, además de sus comentarios sobre aspectos formales, planteó entre otras cuestiones la conveniencia de delimitar más atinadamente la relación entre las TIC y las acciones micropolíticas e hizo apuntes sobre las recientes aportaciones de Benkler al concepto del procomún.
David Cabo descubrió errores en el contenido y enmendó desórdenes en algunos ejemplos, para concordarlos así desde la menor a la mayor abstracción. Señaló aquellas partes que pudieran tener una lectura más difícil, lo que motivó que fueran repasadas.
Javier Candeira, sin perjuicio de señalar varias modificaciones formales que han facilitado la labor de lectura del texto, puso en duda varias de las afirmaciones contenidas en el texto sobre aspectos políticos que obligaron a repensarlos y formularlos de una manera más adecuada. A él se le debe una reformulación de la explicación sobre la capacidad instituyente de los ciudadanos.
Stéphane M. Grueso, además de ofrecer una visión pormenorizada de los puntos a su entender relevantes, hizo ver dos aspectos del texto que podían ser fácilmente mejorados, precisando los sistemas organizativos y el alojamiento de la web de la acción.
Estela Mateo aportó la reflexión sobre la conveniencia de utilizar el término hacker a pesar del maltrato que su significado ha sufrido por los medios de comunicación, habiendo sido muy útil su indicación de la evolución que han seguido los círculos del partido político Podemos desde su inicial organización descentralizada.
José María Mateos sugirió entre otras observaciones unos inspiradores artículos sobre aspectos éticos de robots y de drones. También indicó excelentes ejemplos de las consecuencias de alojar la información en un determinado servicio (suyo es el ejemplo de la pérdida de comentarios del Manifestómetro) y de un mal uso de la criptografía.
Helena Nadal Sánchez enriqueció los requisitos de la acción micropolítica del texto inicial. De la conversación con ella surge la incorporación de la conciencia política de quienes impulsan la acción y la necesidad de separar conceptualmente este tipo de acciones de aquellas otras cuyo ámbito no es el político sino el de la defensa de consumidores y usuarios.
Ana Romero Sire, desde la perspectiva de la teoría de los actos de habla, planteó la posibilidad de la existencia de acciones micropolíticas aleatorias o fallidas y el interés que pudieran tener para ahondar tanto en lo que una acción micropolítica es como en lo que no es.
Vicente Ruiz Jurado identificó los conceptos no triviales que en la redacción inicial se daban por conocidos; gracias a él existen explicaciones sobre un hack, sobre el kernel, así como los cambios que hubo de hacerse en el texto para alterar el orden entre la primera aparición de los conceptos y las explicaciones acerca los mismos.
Iván Sánchez Ortega realizó una crítica exhaustiva de la parte práctica, llena de matices que han permitido afinar la terminología técnica y depurar conceptos no excesivamente delimitados, a la par que aportaba expresivos ejemplos en apoyo de sus afirmaciones como el de la visualización de los diagramas de las recetas de cocina. Su crítica a la estructura de la parte práctica fue el origen de la actual disposición de las ideas de la segunda parte de esta obra.
Eduardo Serrano contribuyó a que en el texto exista una mejor diferencia conceptual entre los términos proceso y procedimiento, un mayor rigor en el tratamiento de los conceptos de Estado, polis y procomún y una mejora de la sintaxis y de los ejemplos.
Y si el plantel de revisores del texto constituye un equipo de lujo, no podemos olvidar a los editores Antonio de Egipto y Marga Suárez, agradeciéndoles tanto la paciencia que han demostrado en la espera de esta obra como su iniciativa editorial. Sin su insistencia personal y sin el modelo editorial que practican, en el que no puede entenderse el libro como un producto que se consume, esta obra nunca hubiera visto la luz pública.