La práctica
Basta de teoría. Si algo distingue a todas las acciones micropolíticas es su existencia formalizada como una publicación, lo que implica un hacer. Por esta razón, en esta parte se señalarán una serie de pautas que pueden enmarcar convenientemente los trabajos que se lleven a cabo en el inicio, el desarrollo y el final de la acción micropolítica. Obviamente las pautas que se señalarán no son obligatorias. Tampoco son las únicas y es seguro que no se habrá previsto alguna cuestión relevante dada la gran casuística que surge en el ejercicio de estas acciones.
El criterio elegido para explicar las prácticas corresponde a un criterio cronológico, que puede ser el más fácil de seguir. Como bien señala Iván Sánchez Ortega1 recordando las prácticas habituales en los desarrollos de software, “los proyectos se inician, se mantienen y, cuando se cierran, se hace un post-mortem y se da un carpetazo al asunto”. Se explicará en esta parte cómo iniciar una acción micropolítica, cómo proceder a su desarrollo y, en su caso, cómo abandonarla de tal manera que se siga enriqueciendo el procomún digital analizando aspectos tales como las personas que intervendrán en la acciones ya como sujetos activos o pasivos, el conocimiento que debe publicarse y su problemática tanto técnica como jurídica, cuestiones sobre las propuestas de procedimiento y apreciaciones sobre los aspectos mediáticos de la acción micropolítica.
Los inicios: qué acción micropolítica elegir
La elección del tipo de acción que se desea desarrollar no tiene por qué depender ni de los conocimientos ni de las habilidades del grupo promotor, siempre y cuando se pueda contar con personas que sí dispongan de tales conocimientos y competencias. No obstante, han de tenerse en cuenta diversos parámetros de los que se hará referencia a la concreción de la acción elegida, a su cercanía, al entorno de los actos que se propugnen, a la organización que se desarrolle y a la finalidad de la acción.
La concreción de la acción
En cuanto a la concreción de la acción elegida, en estos casos se produce igual problema que el señalado por Eco cuando un estudiante tiene que escoger el tema de su tesis doctoral y es que se quiera “hacer una tesis que hable de muchas cosas” (1999, 27). Eco recomienda un “principio fundamental: cuanto más se restringe el campo, mejor se trabaja y se va sobre seguro. Una tesis monográfica es preferible a una tesis panorámica” (1999, 32). De todas maneras, que un problema sea concreto no significa tampoco que sea pequeño sino que el ámbito que se trate de abordar es uno de los que en la práctica son posibles.
Por ejemplo, si la acción que se desea abarcar es la de luchar por resolver los problemas del trabajador autónomo entonces se deberían abordar cuestiones panorámicas sobre temas fiscales, seguridad social y financiación, entre otras cuestiones. Por ello sería más adecuado elegir una acción más concreta, como pudiera ser la problemática fiscal del trabajador autónomo o, todavía mucho mejor, una acción concreta sobre la problemática fiscal, como puede serlo el problema de lo elevadas que son las retenciones sobre el IRPF que tienen que soportar los autónomos2.
Ser concreto en las aspiraciones es un buen principio. Ya se tendrá tiempo para, después de iniciada la acción y haberse ejercitado con la práctica, ser más ambiciosos y ampliar las miras para abarcar una problemática más rica. Tal y como se planteó en la parte teórica, la pregunta con la que cada acción micropolítica se encuentra es la de que información es la que se ha de publicar en línea que, por su relevancia, sea la que deba transmitirse a los demás para que conozcan la problemática contra la que se enfrenta el proyecto. Iniciar la acción micropolítica desde una aspiración muy concreta y simple permite elegir la pauta con la que se desea ir creciendo.
La cercanía del problema
El siguiente parámetro que se debe tener en cuenta es el de la cercanía del problema ya que así se favorece la obtención del conocimiento necesario y se optimiza la utilización de los recursos. Si por ejemplo de lo que se trata es de enfrentarse a la corrupción de un ayuntamiento para lo cual la propuesta es grabar los plenos que el concejo celebre, tal y como propone la iniciativa “Graba tu Pleno”, es más conveniente encargarse del ayuntamiento de la localidad donde se habita ya que entonces se necesitarán menos recursos para transporte y se ahorrará en tiempo de desplazamiento.
El territorio es una buena medida también para ordenar el crecimiento de una acción ya que permite experimentar en un lugar determinado y luego permitir que la acción crezca hacia otros lugares, lo que conecta con otro de los parámetros ya señalados, consistente en poder valorar de antemano en cuál de los dos entornos (lejos del teclado o red) se producirán los efectos perlocucionarios de la acción. Si la acción micropolítica está más encaminada a una obtención y transformación de datos, como por ejemplo en el proyecto “¿Quién manda?”, requerirá más recursos en programación y en análisis, pero si la acción está encaminada a la grabación de los plenos de los ayuntamientos, también serán necesarios desplazamientos, cámaras de vídeo y abogados preparados para asistir lo más rápido posible a los detenidos por la policía municipal. Conocer si se operará en el entorno AFK o en la red determina los recursos que se necesiten, lo que permite acentuar más la planificación en uno o en otro sentido.
La cercanía a la que se hace referencia no sólo es territorial, sino también conceptual. Es evidente que será más fácil comenzar a desarrollar una acción micropolítica relacionada con el conocimiento del que ya se dispone que una en la que haya que aprenderlo todo. Por ejemplo, en la “Plataforma contra la Privatización del Canal de Isabel II” sus iniciadores contaban con un gran conocimiento del medio ambiente y de los recursos naturales
El ánimo de lucro
Inspirándose en la clasificación utilizada por Move Commons, otro de los aspectos que deben tenerse en cuenta para elegir la acción micropolítica que se desea desarrollar es si la misma tiene ánimo de lucro y, en su caso, de qué ánimo de lucro se trata puesto que no es lo mismo una acción en la que, en general, se solicite un aire menos contaminado que otra en la que se denuncie la contaminación que produce una fábrica concreta. En el caso del aire menos contaminado en general no existirá un enemigo de los impulsores de la acción, mientras que en el segundo caso es obvio que la empresa propietaria de la fábrica concreta se posicionará contra la acción.
En principio, parecería que las acciones micropolíticas que se encuentran en la red no tienen ánimo de lucro. Sin embargo, desde el momento en que ciertos derechos pueden ser evaluados económicamente3, el ánimo de lucro es predicable de las acciones. En puridad la cuestión no ha de ser si existe o no ánimo de lucro en la acción que se propondrá, sino quiénes son los beneficiarios y quiénes son los perjudicados económicamente por la acción. En el caso de la PAH es evidente que existe una negociación sobre un importe debido en concepto de garantía hipotecaria, discutiéndose la aplicabilidad de ciertas cláusulas del contrato firmado entre la entidad bancaria y el deudor. Sin embargo, la PAH, lejos de pretender un ánimo de lucro en favor de quienes coordinan las acciones o cuidan de los desahuciados, pretende la defensa de los afectados. Es cierto que existen muchos casos en que la evaluación económica del derecho es imposible de realizar (por ejemplo en el caso citado de la grabación de los plenos municipales) por lo que nos hallaremos en esos supuestos en los casos en que desde Move Commons se señala la inexistencia del ánimo de lucro. Por tanto, en lo que respecta a esta condición, que una acción micropolítica se plantee con ánimo de lucro no es óbice para que busque la justicia. El elemento relevante para evaluar qué tipo de acción se inicia se halla en si quien se beneficia de la acción es la parte más desprotegida socialmente, a pesar de que la acción perjudique a otros agentes económicos, y no si la acción produce o no beneficios pecuniarios.
La replicabilidad del proyecto
Si en Move Commons se planteó la posibilidad de replicabilidad de la documentación, en las acciones micropolíticas se ha de ampliar esta posibilidad no sólo a lo publicado sino también a las propuestas de procedimientos. Se trataría de que la acción, lejos de ser una acción global centralizada, estuviera compuesta organizativamente por nodos que se clonaran los unos a los otros y pudieran compartir el conocimiento obtenido por todos ellos, constituyéndose así en comunidades de conocimiento distribuidas donde la aportación de cada uno de los nodos fuese o no relevante en función de su calidad.
Los antiguos griegos utilizaron para estos supuestos el concepto de isegoría, consistente en la igualdad de todos para la participación en los asuntos públicos. Nadal y De la Cueva (2012, 284-285) defienden que “el antiguo concepto de isegoría se debe aplicar a los datos abiertos creados por los ciudadanos ya que […] lo relevante no sólo es el autor del dato sino la calidad del mismo, lo que genera una nueva base para la esfera pública donde ha de apoyarse el encuentro y construcción democráticos”.
Actuar mediante mecanismos descentralizados clonables implica que si bien una persona o un grupo puede comenzar una acción micropolítica, se ha de ser consciente que la finalización de la misma y las medallas mediáticas pudieran finalmente ser para otros. Esta posibilidad no debe suponer ningún problema ya que si de lo que se trata es de luchar contra una injusticia y ésta desaparece, el fin buscado ya se ha conseguido. Obviamente, si lo que impulsaba al desarrollar la acción era la obtención de notoriedad mediática y el ejercicio del medallismo, se habrá hecho un mal negocio, si bien se habría producido una bonita justicia poética.
Se debe tener en cuenta que este tipo de diseño en el que prima la descentralización y clonación de la información, siempre implica la posibilidad de perder el control de la acción micropolítica, lo que no tiene que ser un inconveniente pudiéndose convertir en una ventaja. Margarita Padilla nos lo explicó de una manera muy cristalina:
WikiLeaks se ha diseñado a sí misma como un dispositivo (un nodo) inacabado, cuyo verdadero sentido tendrá que ser completado por otros. Como dispositivo inacabado, sus promotores renuncian al control –curioso dispositivo: muy personalista y centralizado, pero que al mismo tiempo cede gran parte del control. Ofrece acceso neutral –igual a izquierdas y derechas– a un bien inmaterial que hace abundante: la información. Con esa información inacabada distintas redes pueden construir distintos –e incluso antagónicos– significados para los cables del Cablegate. WikiLeaks me ofrece algo –información en bruto– que puedo añadir a lo mío –opinión, análisis, acción, etc.– sin que lo mío deje de ser lo mío. Hace abundante la información. Contribuye a la creación de un espacio público común. Renuncia al control. Y cuanto más se renuncia al control, más común es lo común.
A pesar de su centralismo, WikiLeaks es una tremenda apuesta por la Red. Ofrece un modelo que puede proliferar: WikiLeaks locales, WikiLeaks temáticos... Evidencia la importancia de los conocimientos técnicos y de los saberes encarnados en los profesionales, desde periodistas o matemáticos hasta el soldado Bradley Manning, y de las propias tecnologías informáticas con las que garantiza la seguridad de sus informantes. Replantea el papel de los grupos activistas. Cuestiona los discursos totalmente plenos y acabados. Y no tiene miedo a perder el control.
Es natural que WikiLeaks haya encontrado tantos apoyos en Internet, y que desde Internet se haya atacado a los que han atacado a WikiLeaks. La gente de la Red adora los dispositivos inacabados, porque presuponen que la inteligencia está distribuida un poco por todas partes y, como por todas partes hay inteligencia, no hay que tener miedo a perder el control. (Padilla 2012, 39).
La pérdida de control, dejando al siguiente eslabón de la cadena la posibilidad de continuar el diseño que inicialmente uno llevó acabo no es nada nuevo. En 1962 Umberto Eco, en una línea trazada luego también por Barthes, reflexionaba sobre la obra de arte. En su artículo “La muerte de autor”, Barthes defendía que la unidad del texto ya no está en su origen, sino en su destino, que es el lector. Eco lo había anunciado antes cuando señalaba que:
En términos elementales, esta diferencia puede formularse así: una obra musical clásica, una fuga de Bach, Aida o la Sacre de Printemps, consistían en un conjunto de realidades sonoras que el autor organizaba de modo definido y concluso, ofreciéndolo al oyente, o bien traducía en signos convencionales aptos para guiar al ejecutante de manera que éste reprodujese sustancialmente la forma imaginada por el compositor. Estas nuevas obras musicales consisten, en cambio, no en un mensaje concluso y definido, no en una forma organizada unívocamente, sino en una posibilidad de varias organizaciones confiadas a la iniciativa del intérprete, y se presentan, por consiguiente, no como obras terminadas que piden ser revividas y comprendidas en una dirección estructural dada, sino como obras “abiertas” que son llevadas a su término por el intérprete en el mismo momento en que las goza estéticamente. (Eco 1985, 72-73).
Eco se refiere por tanto al mismo fenómeno que el que ocurre en internet. No se trata ya de establecer "una forma organizada" unívocamente, sino a permitir "una posibilidad de varias organizaciones confiadas a la iniciativa del intérprete". La analogía que se puede trazar entre los diseños organizativos de la red con la obra abierta descrita por Eco es evidente. Existe un repertorio previo cuyas pautas son propuestas por un nodo inicial –un artista en el caso de Eco–, así como unas reglas de transformación o de ejecución para la intervención de los subsiguientes activistas –intérpretes o ejecutantes en el caso de Eco o lectores en el caso de Barthes–.
La jerarquía organizativa
Esta posibilidad conduce a reflexionar sobre otro aspecto que debe tenerse en cuenta al elegir la acción micropolítica y es la tercera de las categorías planteadas por Move Commons: la horizontalidad o verticalidad de la organización que se proponga. Por sí mismos considerados, ninguno de los dos modelos de organización es mejor o más democrático que el otro. El modelo que se elija es simplemente una herramienta para intentar lograr los fines y tan inadecuado es un sistema asambleario en el caso de los pasajeros de un avión para decidir cómo se ha de aterrizar, como lo sería un sistema jerárquico vertical para las decisiones de una comunidad de regantes. Desconfíen de quien hace una religión de un modelo organizativo pues igual se hallan ante alguien de doble personalidad hitleriana-stalinista. En cuanto a modelos organizativos, en muchas ocasiones habrá que reconocer el acierto del apócrifo que afirma que un camello es un caballo hecho por un comité.
El hecho de que las acciones micropolíticas posibiliten la clonación de la información o propongan un procedimiento, no conlleva necesariamente un modelo vertical u horizontal sino que cabe la posibilidad de diversos diseños. Por ejemplo, la PAH utiliza un sistema asambleario, cualquier proyecto de Greenpeace llevado a cabo en la red utiliza un sistema vertical y proyectos como la “Demanda contra el canon” simplemente tuvieron un nodo central cuya función era la de difundir la información y proponer un procedimiento que cualquier persona, individualmente, podía llevar a cabo. Además, se debe tener en cuenta que en una acción micropolítica se pueden solapar diversas esferas, cada una de ellas con unas necesidades organizativas diferentes. Por ejemplo, en la Plataforma de afectados por la Hepatitis C confluyen el conocimiento de los expertos médicos, de los expertos jurídicos y de los afectados. Las tres esferas implican supuestos de tomas de decisiones diferentes: la información que los expertos médicos vuelcan en la web es un conocimiento científico, siéndole aplicable toda la teoría sobre la ciencia; por su parte, los expertos jurídicos desarrollan una querella contra las autoridades sanitarias mientras que los afectados son quienes, impulsando la acción, toman e incrementan el conocimiento médico de su problema así como instruyen a los expertos jurídicos sobre las bases fácticas que éstos deben utilizar para litigar. En definitiva, se produce un conjunto de roles entre los diferentes participantes pudiendo calificarse unos como horizontales y otros como verticales: el médico manda en el conocimiento científico, el jurista manda en el foro, mientras que sin los afectados ni los médicos ni los juristas podrían realizar su trabajo.
No es posible en muchos casos predicar en este tipo de acciones los conceptos tradicionales de la horizontalidad o verticalidad en la organización. Si algo se puede afirmar de este tipo de iniciativas es la creación de diversas esferas ad hoc para cada acción micropolítica, con diferentes grados de permeabilidad entre los conocimientos aportados por cada una de ellas y la riqueza de muy diversos roles entre los participantes. Esto debe tenerse en cuenta al elegir la acción y si bien la realidad que se vaya creando puede resultar imprevisible, no está de más tener ciertas pautas planeadas. Por ejemplo, cuando el periodista Bernardo Gutiérrez creó la lista de correo4 p2p-es y comenzó a administrarla, era previsible que tuviera que dedicarla todos los días un tiempo de atención, así como también se sabía que aparecerían en la misma los clásicos trolls que requerirían un esfuerzo adicional. Si bien es imposible saber de antemano el tiempo que se deberá dedicar a una iniciativa, no obstante se debe tener en cuenta de antemano la naturaleza de los recursos que han de destinarse ya que este conocimiento puede dar una idea de las necesidades de la acción.
La finalidad de la acción: el refuerzo del procomún
Para terminar con este apartado, merece la pena antes de iniciar una acción micropolítica reflexionar si con su ejercicio se desea reforzar el procomún y, en ese caso, elegir el dominio del cuerpo, naturaleza, urbano y digital donde se desea intervenir. Un procomún del entorno del cuerpo cuyo objeto es la hepatitis C lógicamente es más adecuado para los afectados por esta enfermedad y para los médicos y abogados especializados en ramas del Derecho relacionadas con la salud; un procomún que tenga relación con el entorno de los bosques o con la ecología tendrá una mayor familiaridad para quienes habiten cerca de uno, para los ecologistas o los ingenieros de montes; un procomún urbano está al alcance de un gran sector de la población, sin perjuicio de los especialistas arquitectos o urbanistas, y un procomún digital se halla al alcance de todos puesto que es precisamente el entorno de la herramienta utilizada.
Esto no quiere decir que los entornos del procomún sean excluyentes entre sí ni tampoco que una persona que no tenga conocimientos sobre uno de los entornos no pueda dedicarse al mismo. Como ya se señaló, las acciones micropolíticas son comunidades de aprendizaje por lo que participar en una acción de un entorno ajeno al conocimiento del participante sirve para entrar en esa disciplina. Practicar el activismo es una gran herramienta tanto para los autodidactas como para quienes necesitan la guía de otras personas para comenzar su recorrido por un saber.
Los elementos subjetivos
El siguiente elemento determinante que debe tenerse en cuenta para elegir qué acción micropolítica se comenzará a desarrollar es el de las personas que intervendrán en el proyecto, elemento íntimamente ligado tanto al campo de conocimiento en el que la acción vaya a intervenir como al sistema organizativo con el que se gestione la comunidad que en su caso se forme. No se puede caer en la ingenuidad, en el paisaje se encontrarán con quienes practican a conciencia el viejo dicho de que unos cardan la lana y otros llevan la fama y se aprovechan del trabajo ajeno para lograr notoriedad. Inmediatamente identifique uno de ellos, no tenga la menor duda de huir de esa persona como de la peste.
The power of one: no propongas, haz
Para iniciar una acción micropolítica basta una sola persona. Es más, incluso podríamos especular con que es el mejor sistema para iniciarla. El perfecto ejemplo para defender esta afirmación lo ofrece Antonio Moreno Alfaro, un ingeniero que lleva luchando desde 1994 contra los abusos de las compañías eléctricas contra los consumidores. A partir del año 2008 realiza su lucha desde la web “Estafaluz”, donde denuncia los actos que estas empresas vienen perpetrando al aplicar a los recibos de la luz importes que no corresponden legalmente, denuncia que obviamente no gustó a las compañías cuyas prácticas se mostraban.
La sociedad Endesa demandó a Antonio Moreno el 5 de diciembre de 2011 basándose en que la web contenía expresiones que atentaban contra el honor de la compañía. La petición inicial de Endesa ascendía a una reclamación de 50.000 euros en concepto de indemnización por intromisión en el honor de la compañía, y la publicación de la sentencia en una serie de webs5 que habían difundido el contendio de “Estafaluz”, en el diario El País y las revistas Interviú y Tiempo. Como inicio de la fiesta procesal, Endesa solicitaba el cierre cautelar de la web http://estafaluz.com desde la interposición de la demanda.
El procedimiento le correspondió al Juzgado de Primera Instancia nº 86 de Madrid quien mediante auto de fecha 24 de julio de 2012 rechazó las medidas cautelares de cierre de la web y mediante sentencia de fecha 18 de diciembre de 2012 desestimó todas las peticiones de Endesa. La compañía eléctrica recurrió la sentencia ante la Audiencia Provincial de Madrid, cuya Sección 12 finalmente cerró el procedimiento desestimando el recurso en sentencia de fecha 28 de mayo de 2014. La Audiencia Provincial, tras analizar la tensión entre el derecho al honor de la empresa y la libertad de expresión de Antonio Moreno, se decidió por darle preferencia a ésta última en aplicación de la jurisprudencia de nuestros Tribunal Supremo y Constitucional, así como el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, ya que “en principio es prevalente el Derecho a la Libertad de Expresión sobre el Derecho al Honor, de tal manera que incluso expresiones o manifestaciones desabridas, molestas o hirientes pueden quedar cobijadas y amparadas por la Libertad de Expresión”. Como ya se expuso en el apartado sobre cuestiones jurídicas, el insulto es un límite de la libertad de expresión y como el demandado no lo traspasó, ha de prevalecer la libertad de expresión.
Antonio Moreno tuvo suerte: sólo sufrió dos años y medio de calvario judicial. Si hubiera sido futbolista, ahora tendría un monumento por héroe. Como es ingeniero y lucha por los derechos de los demás, sufrió un calvario sin apoyo social alguno, debiendo sufragar sus propias costas ya que ambas sentencias del Juzgado de Primera Instancia y de la Audiencia Provincial estipularon que cada parte pagara las suyas.
Como en las demás acciones micropolíticas, Antonio Moreno pone a disposición de quienes consultan su web tanto los conocimientos necesarios para comprender los conflictos existentes, en este caso la contravención de los derechos de los consumidores y usuarios con la complicidad del poder político, como la propuesta de procedimiento que los visitantes de su web pueden realizar para obtener la devolución de los importes cobrados de más por las compañías.
Antonio Moreno demuestra la realidad de uno de los lemas hackers, the power of one6, que debe entenderse unido a otro de los principios hackers, no propongas, haz, que conjuntamente dibujan el inicio de una acción micropolítica. No se trata de defender el individualismo sino de entender que la acción inicial no ha de ser consensuada con ningún grupo, de tal manera que cuando se propone la iniciativa ya se dispone de una primera piedra fundacional que sirve de ejemplo. Así se hizo también en la “Demanda contra el canon”, donde la demanda interpuesta por este autor fue la primera y sobre la que se construyeron las subsiguientes. Este tipo de acción inicial es, fundamentalmente, de naturaleza metodológica, y con respecto a la misma no se trata de ser optimistas o pesimistas sino de aplicar unos determinados conocimientos a unas determinadas prácticas, verificar los resultados y aplicarlos a la subsiguiente acción, rechazar su continuidad o modificar las propuestas para intentar resultados diferentes.
Para iniciar una acción no se trata, por tanto, de ser muchos y estar altamente motivados, sino de ejercer quirúrgicamente con la frialdad del método en busca de la eficacia. En este caso, Antonio Moreno es el ejemplo que hay que seguir.
Personas intervinientes
Salvo que se trate de una iniciativa unipersonal como la de Antonio Moreno con “Estafaluz”, lo habitual es que para desarrollar una acción micropolítica se necesite contar con la intervención de una pluralidad de personas que se pueden integrar en diferentes categorías relativas tanto a la especialización de labores en la acción como a la afectación del derecho objeto del proyecto. Obviamente, una misma persona puede estar incluida en una, en más de una o en todas las categorías.
En primer lugar, es necesario contar con personas que puedan publicar los datos y conocimientos en la red. En función de la complejidad de la acción y como más adelante se analizará, se necesita una determinada manera de publicar la información lo que obliga a la elección de un software de menor o mayor complejidad y a contar con usuarios con los conocimientos necesarios e incluso, con expertos en informática. Es cierto que existen actualmente plataformas donde el conocimiento necesario para publicar es muy básico, pudiendo abrir un blog en cuestión de instantes y con gasto cero. Sin embargo la parte negativa de este tipo de plataformas es la dependencia tecnológica a la que se obliga.
En segundo lugar, es necesario contar con las personas que vayan obteniendo y agrupando el conocimiento.
En tercer lugar, las personas afectadas por el problema existente cumplen un rol fundamental.
Además de este inicial grupo de tres categorías de personas, también se han de tener en cuenta las personas ajenas a la acción que bien pudieran tener intereses contrarios a la misma, bien fueran responsables de los abusos contra los que se lucha o bien que, por su carácter de funcionario, de autoridad o de político, pudieran estar en posición de tomar decisiones en la resolución del conflicto. Evidentemente, no es igual iniciar una acción en reclamación del derecho a un paso cebra que reclamar frente a todas las compañías eléctricas.
Por último, es interesante realizar un pequeño juego imaginativo intentando representarse cualesquiera otras personas que puedan intervenir en favor o en contra de la acción, intentando prever los roles que pudieran ejercer, por mucho que conste que la realidad siempre supera la ficción.
Descripción del sistema de organización bajo el que operará el grupo impulsor o los participantes
Es conveniente dejar sentado de antemano el sistema de organización bajo el que operará el grupo impulsor, los participantes o los afectados si bien se debe ser consciente que este tipo de organizaciones es muy dinámico, por lo se puede dar la necesidad de cambios en el sistema organizativo incluso casi de inmediato tras el nacimiento de la acción. Mostrar el funcionamiento interno, en el que se definiría qué partes son confidenciales, es un buen sistema de transparencia pública. Si se está reivindicando un nuevo modelo de mundo, se debe comenzar dando ejemplo desde la propia casa, debiendo ser mayor el nivel de exigencia que se tenga sobre uno mismo que el que se tenga para con los demás.
No debe confundirse el sistema organizativo propio del proyecto con la propuesta de procedimiento de la acción micropolítica. Con el primer término se hace referencia a cuestiones relativas a la obtención de conocimiento y publicación del conocimiento, incluyendo la regulación de las relaciones entre las personas encargadas de ambas cuestiones, mientras que con el segundo término se hace referencia al procedimiento público que se realizará por quienes decidan seguirlo.
Por ejemplo, en la “Demanda contra el canon” en los soportes digitales se utilizó una lista de correo pública para la actualización de la información, el correo electrónico privado para el contacto entre las partes y alguna cita presencial. Esta era toda la organización interna, absolutamente informal pero muy dinámica gracias a una lista en la que cualquier persona, sin exclusión, podía participar. Adicionalmente, en la web estaba publicada la propuesta de procedimiento de la acción, constituida por las plantillas de las demandas que se interponían en los juzgados, las instrucciones para cumplimentarlas y otras instrucciones sobre el desarrollo del juicio.
Las posibilidades de organizar el grupo impulsor son múltiples: cabe desde un sistema asambleario hasta un sistema de dictador benevolente, figura que se le aplica a Linus Torvalds en el desarrollo del kernel de Linux, o incluso, como se ha visto, una sola persona. Lo habitual es que por cada una de las acciones micropolíticas se establezca una organización ad hoc.
Debe recordarse asimismo que la entrada y salida de voluntarios en la organización es un hecho habitual, por lo que en numerosas ocasiones no existe un sistema organizacional rígido sino que éste se va adaptando según el tiempo que los participantes puedan destinar a contribuir a la acción.
Modalidades de participación
En el apartado teórico correspondiente a la acción se citaban las tres aproximaciones que Margaret Gilbert utilizaba para entender los vínculos entre los agentes de una acción colectiva: la intención tomada desde el “yo tengo la intención de”; la intención del “intenciones-nosotros” tomada desde el “nosotros tenemos la intención de” y lo que denominada la “aproximación del compromiso colectivo”, el joint commitment, que según esta autora incorpora un carácter contractual ausente en las otras dos aproximaciones. Ahora bien, aun cuando Gilbert hable en el joint commitment de la existencia de una relación contractual, no se refiere a un contrato formal de carácter jurídico sino más bien de un acuerdo tácito como el que se hallaría en la base del contrato social.
Sea cual fuere el modelo de la acción micropolítica que se pretende desarrollar, debe tenerse en cuenta que en los casos de participación voluntaria, la entrada y salida de la comunidad no debe tener barreras ni siquiera en forma de reproche social. Cuando una persona participa en este tipo de acciones se halla en un entorno de la economía del don, regalándose tiempo y conocimiento o, como afirman Lafuente y Alonso, se está haciendo ciencia por amor (Lafuente y Alonso 2011, 77).
De todas maneras, que los participantes realicen su labor voluntariamente no significa una relajación en la obtención y publicación de conocimiento ni rebajar por esta razón la calidad de la acción micropolítica. El voluntarismo de baja calidad produce monstruos y puede suponer una plaga que se extiende generando contextos informacionales tóxicos para un buen entendimiento de los valores democráticos, lo que produce nula inspiración. Tal y como recuerdan Lafuente y Alonso, ser amateur no es sinónimo de trabajo de baja calidad, sino que simplemente indica que esa persona no ha hecho de su actividad una profesión.
Además de la participación voluntaria, existe la posibilidad de profesionalizar parte de la actividad y contratar personas que se encarguen de ciertas labores. Este tipo de apoyo es muy habitual respecto a servicios informáticos y jurídicos y no debe desecharse, si bien requiere una financiación que en los supuestos de voluntarismo puro es innecesaria.
El desarrollo de la acción: la publicación
En la introducción se hacía una pregunta cuya respuesta es clave: en una acción micropolítica, ¿qué conocimiento relevante es el que se necesita publicar en internet?
La respuesta a esta pregunta debe guiar toda la acción micropolítica y teniéndola en cuenta, hay un contenido informativo mínimo que es importante que aparezca en la web sede de la acción micropolítica y que trae causa de la necesidad de mostrar el contenido de la acción y sus impulsores. Este contenido mínimo publicado en línea debe consistir en información sobre quiénes son los impulsores de la acción, cuál es el problema o conflicto existente que la motiva, qué fines se pretenden mediante su ejecución, qué datos y conocimiento se ofrecen para que el lector pueda opinar fundadamente sobre el conflicto, qué soluciones se postulan, cuál es la propuesta de procedimiento y, finalmente en el caso de que existiese financiación externa, un apartado rindiendo cuentas.
No sobra decir que deberá prestarse especial cuidado a la presentación, redacción y ortografía puesto que la publicación es la tarjeta de presentación de la acción. Por favor, en serio, no utilice jamás, nunca, en ningún caso, tipografía Comic Sans, gifs animados o, salvo que se trate de una acción relacionada con felinos, imágenes de gatitos.
Quiénes impulsan la acción
En un lugar destacado de la web debe figurar información suficiente para identificar a los impulsores de la acción. Ahora bien, esta recomendación, que es la lógica y debiera ser la oportuna en un sistema democrático cuyos pilares fueran la tolerancia hacia el disenso, no siempre ha de seguirse y puede sustituirse por la del anonimato en el supuesto de que el autor pueda ser objeto de persecución. Frente a las tesis condenatorias de lo anónimo, debe recordarse que uno de los derechos morales de todo autor, reconocido por nuestra legislación, es el de decidir si la divulgación de su obra “ha de hacerse con su nombre, bajo seudónimo o signo, o anónimamente”7. Las razones de este derecho se comprenden mejor con la historia del barón D’Holbach y su libro “El cristianismo desvelado”. El barón, inmerso en las corrientes de la Ilustración, defendía la necesidad de la separación de poderes dentro del Estado, la separación de éste con la Iglesia, el imperio de la ley, los derechos del hombre y del ciudadano, así como propugnaba el abandono de la metafísica y de la teología para sustituirlas por la razón y por la ciencia. Para evitar persecuciones escribió “El cristianismo desvelado” bajo el seudónimo de Sr. Panadero y, según figuraba en el libro, la publicación se realizó en Londres en 1756. Ni el autor ni el lugar de publicación eran ciertos: la obra fue escrita por D’Holbach, publicada realmente en Ámsterdam y llevada a París en trozos mediante contrabando ocultos dentro de barriles de pescado, fardos de paja o en el equipaje de un diplomático. Se encontraron ejemplares a tres personas en esta ciudad. Las condenas que sufrieron simplemente por tener esta obra en su poder fueron diferentes: uno de los lectores fue condenado a 9 años de galeras, otro a 5 años de prisión y un último fue ingresado en un manicomio de por vida (Blom 2012, 139-140).
Pero no sólo es importante la protección del anonimato en cuanto a la difusión de obras literarias, artísticas o técnicas que pudieran ser molestas para el poder, sino que es muy relevante en los casos de filtraciones de denuncias de prácticas ilegales o irregulares, siendo la protección de las fuentes uno de los principios del periodismo en una sociedad democrática.
Señalar claramente con una mínima biografía quiénes son los impulsores de la acción dota de referencias que pueden guiar a quienes pudieran sumarse a la misma. Y si el proyecto parte de una comunidad, explicar quiénes la forman contribuye a dotarle de esas referencias. Cierto es que existen muchos grupos donde no existe una clara representatividad, en cuyo caso debería exponerse claramente el ideario y, por supuesto, una forma de contacto. Si durante el desarrollo del proyecto se produce una curiosidad por parte de los medios de comunicación, éstos han de tener una manera clara de contactar con quienes impulsan la acción. El propósito de esta información no es la del protagonismo, sino la de dotar de referencias mediante una sana transparencia, siempre procurando que el apoyo no se produzca desde la simpatía hacia las personas impulsoras sino desde la razón crítica del proyecto en sí. Si bien es importante saber quién está detrás de una acción micropolítica, más importante es intentar desterrar el hooliganismo político imperante en una sociedad donde las únicas adhesiones posibles parecen ser desde la tribu o desde la estirpe.
El canal directo de comunicación con los impulsores de la acción
En toda web sede de una acción micropolítica debe existir un sistema de comunicación directo con los impulsores del proyecto que puede tomar cualquier forma pero detrás del que debe existir una atención permanente. No se trata de contestar de inmediato a todos los contactos solicitados pero sí de que no quede nadie sin respuesta en el tiempo que se estime adecuado a las necesidades de la acción. Por ejemplo, no requerirá la misma urgencia de respuesta un proyecto cuyo objetivo sea el análisis de la influencia de la contaminación en el mar Cantábrico que otro cuyos fines sean la coordinación de la limpieza de un vertido de fuel recién ocurrido en playas limítrofes a dicho mar.
Las formas del canal de comunicación pueden ser una mera dirección de correo electrónico publicado en un lugar fácilmente accesible en la web, un formulario de contacto, un número de teléfono, una lista de correo, un grupo de Google, una página de Facebook, si bien es importante, estratégicamente, que el control del canal se halle en manos de los impulsores de la acción. Si el canal es una cuenta en Facebook y esta empresa decide unilateralmente cerrarla, se produciría un innecesario problema grave de comunicación.
La descripción del problema o conflicto y de los fines que se desean conseguir
Se trataría en este apartado de describir la situación de hecho que está ocurriendo hoy en día y a la que se le quiere dotar de una solución mediante la acción que se propone. En numerosos casos tanto la descripción del conflicto como los fines que se pretenden conseguir mediante su impulso se integran en un manifiesto al que se permite la adhesión.
Es necesario explicar de una manera bien estructurada los fines que se desean conseguir con la acción propuesta. Preferentemente la redacción deberá hacerse de forma sintética y mediante puntos separados para que visualmente de una forma rápida se puedan reconocer las líneas maestras en las que la acción se fundamenta. En estos momentos no hace falta un detalle extenso ya que se trata de que el lector realice una primera aproximación al proyecto. Deberá mostrarse de forma sencilla la manera en la que un lector interesado pueda seguir profundizando en el conocimiento de la acción micropolítica, que es donde ya se ofrecerá el grueso de la información.
Qué conocimiento se ha de poner en línea
Por las razones que se tendrá ocasión de detallar en el apartado correspondiente a las cuestiones jurídicas, el conocimiento que se ha de poner en línea debe ser un contenido propio que se vaya construyendo tomando las referencias que se entiendan convenientes. Se recomienda la elaboración del contenido desde el sentido común ya que cada una de las acciones micropolíticas tendrá unas fuentes diferentes desde las que beber y sobre las que crear conocimiento siendo la diversidad tan múltiple como posibles acciones micropolíticas existen. Eso sí, léase todo lo que haya sobre el tema objeto de la acción, pero léaselo no sólo en internet, sino que busque todo lo que encuentra en soporte papel. Si bien la buena voluntad se presume en los activistas, el conocimiento hay que ganárselo y esto sólo se puede hacer estudiando. No hay fórmulas mágicas. El conocimiento volcado en la web de la acción micropolítica ha de ser el más avanzado ejemplo del estado del arte del problema que se intenta tratar.
Además del contenido en sí, es importante señalar qué metodología se utiliza para obtener el conocimiento. Como ejemplo que se puede señalar, en el proyecto “España en llamas” de la Fundación Civio, se recopila información sobre los incendios forestales de nuestro país. En el apartado denominado «Datos sepultados bajo la ceniza (Metodología)» se explica la metodología utilizada para obtener los datos que ponen a disposición pública:
Al poco tiempo de lanzar España en llamas, una aplicación para visualizar los incendios de más de 100 hectáreas en lo que va de siglo, nos planteamos averiguar cuántas sentencias por incendios forestales se habían fallado en los últimos años. No se encontró ningún registro de ninguna institución del Estado que compilara esas resoluciones judiciales y que las archivara y analizara de modo sistematizado.
Tras nueve meses de trabajo, Civio ha elaborado la más completa base de datos -oficial o extraoficial- sobre sentencias dictadas por delito de incendios forestales que haya en España. La lectura pormenorizada de cientos de resoluciones judiciales ha dado como resultado un archivo que incluye 325 sentencias válidas y que han sido falladas entre 2007 y junio de 2013. Juzgan la autoría de 420 incendios e imputan a 393 personas. Asimismo, recoge 44 campos de información sobre el contenido de cada uno de los veredictos que resuelven delitos cometidos entre 1996 y 2012.
Se ha bebido principalmente de las bases de datos de la Fiscalía Coordinadora de Medio Ambiente y Urbanismo (en adelante, la Fiscalía), de la del Centro de Documentación Judicial (Cendoj), órgano dependiente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), de editoriales, de la documentación aportada por algunas Audiencia Provinciales y de la prensa.
Mostrar cómo se hacen las cosas no sólo cumple una función metodológica sino pedagógica, para quienes quieran realizar otras acciones micropolíticas de semejante o distinta naturaleza, y propedéutica para quienes deseen construir sobre el proyecto creando desarrollos basados en el mismo. Es altamente recomendable explicar el origen del contenido, en qué consiste y cómo se materializa desde su origen, señalar cómo se obtiene dicho contenido (por ejemplo, buscando la información mediante entrevistas personales, estudios documentales, consulta de hemerotecas, búsqueda en Google, mediciones con GPS, web scraping, etc.), describir en su caso qué transformación se realiza desde la fuente original, cómo se estructura para su presentación o descarga en línea e incluso cómo utilizar la información para futuros desarrollos o apertura de nuevas líneas de investigación.
La propuesta de procedimiento
La propuesta de procedimiento describirá tanto las propuestas de actos para ejecutar en el entorno de internet como en el entorno fuera del mismo, lo que hemos llamado entorno AFK o lejos del teclado. Estas propuestas se deberán describir con la suficiente granularidad como para que sean acciones concretas. Por ejemplo, la propuesta de procedimiento no debe consistir en reivindicar la libertad sino más bien a tal hora que convocaremos mediante Twitter iremos al lugar sito en la calle tal y una vez allí tras entrar en la sucursal bancaria bailaremos. La propuesta de procedimiento supone poner en conocimiento público qué hacer con el conocimiento objeto de la acción, y se debe explicar al lector de la web cómo proceder en los dos entornos: en el físico y en el de la red. Se trata de explicar cómo hacer ese algo más que no sea el mero adherirse a un manifiesto, firmar una petición online, tuitear un enlace a la web sede de la acción o hacer click en un me gusta de Facebook. Y, por favor, que impere el sentido común: nada de propuestas medallistas para gloria de los participantes o igual de inútiles como, por ejemplo, las de proponer un ataque DDoS contra un servidor.
El mundo del software libre constituye un perfecto ejemplo de qué hacer transformando la información. Se parte de unos lenguajes de programación con los que se escribe un código que constituir una aplicación concreta, una librería que tenga unas funciones determinadas o incluso pequeños scripts o snippets que sirven para una sola labor. Por ejemplo, utilizando el lenguaje Python es posible escribir un gestor de contenidos web, una librería para analizar archivos de datos con valores separados por comas (CSV por sus siglas en inglés: Comma Separated Values) o un script que cuando se ejecuta muestra la hora. Pues bien, todo el ecosistema del software libre incluye una documentación que explica los procedimientos de uso ya sea del lenguaje, de la aplicación o del script. Es más, cuando en un programa de software se escribe un módulo, una clase o una función es de buen estilo incorporar a los mismos una cadena de caracteres que no se ejecuta y cuya función es la de explicar a quien esté leyendo el código para qué sirve y cómo se usa el módulo, la clase o la función a la que pertenece el comentario. Se trata de los libros de instrucciones del código, por denominarlos con terminología tradicional.
Se debe tratar a las webs en las que se proponen acciones micropolíticas de la misma manera que en los desarrollos de software libre: se debe señalar qué hacer con la información que se encuentra en ella. Si se trata de un código puesto a disposición por la web de la acción, se ha de explicar cómo acrecer el código existente o cómo utilizarlo; si se trata de un procedimiento AFK se ha de señalar el lugar físico o los pasos o acciones que deben llevarse a cabo; si se trata de proponer la presentación de formularios para el ejercicio de un derecho, debe adjuntarse a los mismos una explicación de cómo rellenarlos.
Las preguntas más frecuentes
Un apartado de la web que siempre resulta muy útil es el de las preguntas más frecuentes, (FAQ por sus siglas en inglés: Frequently Asked Questions). La redacción de este apartado siempre tiene una fase inicial en la que se debe imaginar en vacío las preguntas que pueden ser hipotéticamente formuladas por los lectores de la web. Posteriormente se irá completando la relación inicial de preguntas y respuestas con todas aquellas que vayan llegando a través de las diferentes vías de comunicación de la acción micropolítica.
La visualización mediante diagramas
En propuestas de procedimientos complejos, una herramienta muy útil es el diagrama de flujo8, que es una manera de representar gráficamente los pasos que se proponen en la acción. En el mismo, cada uno de los pasos que ha de seguirse a lo largo de un procedimiento viene indicado gráficamente por un determinado símbolo. La teoría es muy sencilla, en síntesis el inicio y el fin de un procedimiento se indican con círculos y entre se trazan flechas que enlazan actividades, representadas por rectángulos, y preguntas o condiciones, representadas por rombos.
El realizador Stéphane M. Grueso muestra un buen uso de un diagrama de flujo en su documental ¡Copiad, Malditos! cuando recorre el laberinto del que debe escapar para poder licenciar su documental bajo una licencia libre y así permitir que pueda descargarse libremente desde la web de la coproductora del documental, Radio Televisión Española, lo que consigue finalmente. La visualización del procedimiento que Stéphane M. Grueso muestra, permite comprender mucho mejor los pasos que deben seguirse que si éstos se hallasen meramente descritos en un formato de texto.
En la “Demanda contra el canon” en los soportes digitales los participantes acudían al juicio oral llevando un diagrama de flujo de las fases en las que intervenían las partes. Ninguno tuvo problema para defenderse en la vista oral. También se utilizaron otros dos diagramas: el primero para mostrar el procedimiento completo y el segundo para un análisis de las plantillas que se utilizaban. Es recomendable que las consulten en internet porque su visualización es el mejor de los ejemplos.
Además de los diagramas de flujo o de actividades existen otras técnicas para visualizar los pasos de un procedimiento como, por ejemplo, las representaciones gráficas de la Técnica de Revisión y Evaluación de Programas (PERT, por sus siglas en inglés: Program Evaluation and Review Technique), o del Método de la Ruta Crítica (CPM, por sus siglas en inglés: Critical Path Method). Un buen ejemplo de este tipo de representaciones puede encontrarse en línea en el recetario de cocina del ingeniero industrial Aurelio Abacens, “Así cocino yo, la cocina de cada día” donde representa cada una de las recetas con un diagrama en el que las acciones se representan con círculos, los ingredientes mediante líneas horizontales y los pasos entre las sucesivas acciones mediante una línea que enlaza los círculos.
Procedimientos para la evaluación y corrección de las acciones
Es conveniente establecer un plazo tras el que se evalúe la acción y, en su caso, se corrija el proyecto. Repensar cíclicamente una acción micropolítica en plazos prefijados es una disciplina muy útil ya que permite un funcionamiento proyectivo y no sólo el típicamente reactivo al que con tanta frecuencia se asiste. La evaluación y corrección cíclicamente programadas permite establecer líneas de trabajo y de investigación que de otra manera no se hubieran podido prever.
No debe tenerse tampoco ningún reparo en abandonar el proyecto si éste no alcanza los objetivos fijados o si existen mejores cosas que hacer, incluyendo dentro de estas mejores cosas situaciones de la vida personal que sean más gratificantes. En este caso, si se ha seguido un buen orden en el desarrollo de la estructura de la información y su contenido, será más fácil pasar el testigo a cualquier persona interesada en continuar la labor. Sobre este aspecto se tratará más en profundidad en el último apartado de estas prácticas.
Cuestiones tecnológicas
La publicación de información en un entorno web presenta características singulares, propias de las posibilidades que ofrece la tecnología, que deben tenerse en cuenta: un alcance universal, una diversidad de formatos, sistemas de seguridad, sistemas de publicación, estructura y nomenclatura de la información, entre otras.
Alojamiento de la información
Dentro de este apartado deben distinguirse dos tipos de alojamiento: el de la web de la acción y el de los documentos que se utilicen en el desarrollo de la misma (informes, estudios, plantillas, documentación legal...), ya sea documentación interna del grupo promotor o documentación de acceso público.
Con respecto a la web, nunca jamás, bajo ningún concepto y en ninguna circunstancia, sin disponer de una copia de la información por si se produce una supresión del servicio, una acción micropolítica debe alojarse en Facebook, Wordpress.com, Blogspot, Google+ o en cualquier otro servicio que pueda tomar, unilateralmente, la decisión de suprimir o bloquear la página web. Publicar en este tipo de servidores sin que se disponga en otro lugar físicamente apartado un duplicado de toda la información supone incorporar un innecesario e insensato talón de Aquiles a la iniciativa.
La necesidad de la independencia tecnológica es doble: por un lado, no depender de si al proveedor de servicios le gusta o no el contenido alojado y, por otro, no depender de sus caprichos técnicos. No sólo se trataría sólo de impedir la censura, como le ocurrió a la “Comunidad antitaurina NoEsMiFiestaNacional”9, cerrada por decisión unilateral de Facebook, sino de evitar circunstancias como la que le ocurrió al Manifestómetro. En el año 2005 esta web estaba alojada en Blogspot pero este servicio de blogs no disponía de un sistema de comentarios excesivamente bueno. Los administradores de la web sustituyeron el software de los comentarios de Blogspot por el servicio ofrecido por HaloScan pero éste en su momento cerró, perdiéndose de esta manera todos los comentarios antiguos.
Si bien el problema de la independencia tecnológica debe tomarse muy en cuenta, también es cierto que los servicios gratuitos del estilo de los citados Facebook, Wordpress, Blogspot y Google+ tienen unas ventajas como las de ocuparse de la infraestructura tecnológica y ciertas normativas como la ley de cookies. Puede por tanto tenerse en cuenta este tipo de servicios al inicio de una acción micropolítica y luego migrar a un servidor administrado por la comunidad si la acción logra una cierta envergadura, requiere de aplicaciones propias o su actividad se extiende en el tiempo.
Facebook puede servir como canal de comunicación, pero nunca jamás como lugar central de almacenamiento. La empresa operadora de Facebook es quien interpreta los términos y condiciones de uso de la web de manera que más les conviene a ellos. En el caso de cualquier conflicto con Facebook, la empresa con la que deberá tratar es Facebook Ireland Ltd., con domicilio en 4 Grand Canal Squar, Grand Canal Harbour, Dublin 2 Irlanda, si vive en cualquier lugar del mundo o, si habita en EE.UU o Canadá, la empresa de contacto entonces es Facebook Inc. y el domicilio se halla en 1601 Willow Road, Menlo Park, California 94025 (EE.UU.). Si tratar con una gran empresa de su propio país ya es desalentador, imagine lo que puede ser tratar con Facebook por un conflicto en el que le hayan retirado la página web desde la que usted estaba realizando una acción micropolítica que no era del gusto de la empresa. El humorista Forges lo mostraba en una viñeta en la que Mariano despertaba sobresaltado: “He tenido una pesadilla horrible: me perdían el equipaje los de Iberia y yo lo tenía que buscar utilizando el servicio de atención al cliente de Telefónica”. La respuesta de Concha era indescriptible: “Dremíadelamorhermoso”.
El alojamiento ha de realizarse en un servidor web del que se pueda obtener copia íntegra de la información en caso necesario para así migrarlo a otro de la conveniencia del grupo promotor, cosa que puede resultar imposible en supuestos de plataformas ajenas a su control.
Con respecto a la documentación que se utilice por parte de los participantes en el desarrollo de la acción, ya sea una documentación de manejo interno para el grupo promotor o una documentación que se quiera hacer pública, el alojamiento puede realizarse tanto en el servidor utilizado para la acción o en servicios tales como Google Docs. No obstante, en este último caso, hay que ser consciente que con toda certeza la documentación está al alcance de las autoridades aun cuando no exista un acceso público. Basta haber leído lo suficiente del caso Snowden para saber que la privacidad en la red, frente a los gobiernos, es un bien muy escaso.
Gestor de contenidos de la web
A la hora de publicar la acción micropolítica en la web se necesita utilizar bien un gestor de contenidos, Content Management System (CMS), ya existente, crear uno desde cero mediante un entorno de desarrollo o bien generar páginas estáticas.
La elección de uno u otro sistema dependerá del tipo de servicio que la web deba prestar: no es igual una web cuya función sea publicar noticias que otra que necesite formularios de entrada de datos creados por usuarios. Tampoco será lo mismo una web en la que se necesiten diferentes sistemas de permisos por existir distintos tipos de usuarios u otra cuya publicación de contenidos debiera ser pública o privada en función del tipo de usuario. Y también existen casos en que se necesita que la web sea multilenguaje. Hay software más extensible que otro a través de sistemas de plugins. Asimismo, pudiera tenerse mayor o menor preferencia por el lenguaje de programación en el que se haya desarrollado el CMS (php, python, java...) debido a la cercanía con activistas que sean más expertos en un lenguaje que en otro.
El número y variedad de CMS es muy amplio: existen CMS más orientados hacia un blog, por ejemplo Wordpress, otros son más eclécticos, por ejemplo Drupal y Joomla, otros, como Plone, están más orientados hacia la archivística y la documentación y otros, como phpBB, están más orientados hacia los foros.
Se puede también optar por desarrollar un CMS desde cero utilizando un entorno de desarrollo (por ejemplo, y sin ningún ánimo de exhaustividad, para lenguaje python: Django, Flask, Pyramid/Pylons; para lenguaje PHP: Phalcon, Laravel, Symfony2; para node.js: Express, Sails…). Elegir esta opción tiene la ventaja de que la web de la acción micropolítica se puede adaptar para las exactas necesidades de sus promotores, pudiendo no sólo publicar noticias y documentación sino desarrollar las diferentes aplicaciones que se pudieran necesitar. Por ejemplo, en el proyecto de “Quién manda” hay una visualización de los datos imposible de realizar con un CMS estándar. En contra de esta opción se halla la necesidad de tener expertos programadores dentro de la comunidad de la acción micropolítica.
Por último, la otra opción es que la web de la acción micropolítica conste de páginas estáticas, escritas a mano o mediante un generador de tales páginas estáticas. Las ventajas de este sistema son que se reducen al máximo tanto los problemas de seguridad de la web como las necesidades de rendimiento del servidor donde se aloje la acción. Las desventajas son, como en el caso anterior, la necesidad de disponer de un experto dentro de la comunidad con conocimientos suficientes para publicar las páginas.
Copias de seguridad de la información
Mantenga copias de seguridad actualizadas y alójelas en un inmueble diferente del utilizado para gestionar la acción micropolítica. De esa manera si, como en el caso del edificio Windsor, se produce la ruina de su inmueble, no por ello la acción se ve afectada. Es vital mantener copias de seguridad de toda la información utilizada en la acción micropolítica por lo que deberá tenerse en cuenta tanto la base de datos de la web como otras que se pudieran utilizar, así como toda la documentación interna o pública relacionada con la actividad, lo que incluirá todos los textos, los vídeos, las imágenes, las grabaciones de audio y en su caso el software.
Sí, es ampliamente sabido que realizar copias de seguridad es una labor muy rutinaria y que resulta pesada. Para evitarlo instale un sistema lo más automatizado posible.
Denominación de los archivos en su ordenador
Nombrar los archivos donde se halla la información, tanto la que se pone a disposición pública como la que se considera reservada, es una labor a la que debemos prestar especial atención para que no se produzcan confusiones y para que no nos haga perder el tiempo teniendo que comprobar el contenido de los archivos.
Para nombrar los archivos se aconseja seguir las siguientes reglas:
-
La denominación de un archivo tendrá dos partes: la denominación del archivo en sí y la denominación de su extensión. Ambas se hallarán separadas por un punto, el único que existirá en la denominación:
2015-01-31_demanda.pdf
-
La denominación de un archivo estará compuesta por varios campos que corresponderán a metadatos separados por un guión bajo “_”. Por ejemplo, un archivo que contuviera una demanda de fecha 31 de enero de 2015 se denominaría con dos campos (dos metadatos) correspondientes a la fecha y el tipo de documento más la extensión:
2015-01-31_demanda.pdf
-
Los diferentes elementos de un metadato pueden separarse mediante guiones “-”. Por ejemplo, la fecha de un documento verá separados el año del mes del día mediante un guión “-”:
2015-01-31_demanda.pdf
-
Nunca se utilizarán caracteres en mayúsculas, acentuados o que correspondan a alfabetos no ingleses (por ejemplo: “á”, “é”, “í”, “ó”, “ú”, “ñ”, “ç”). Tampoco se utilizarán signos ortográficos de interrogación (“¿”, “?”), exclamación (“¡”, “!”), porcentaje (“%”), comillas(“””), barras (“\”, “|”, “/”), paréntesis(“(”, “)”) , signo de igualdad, de mayor o de menor (“=”, “<”, “>”), asterisco (“*”), signos monetarios (“€”, “\$”), corchetes (“[”, “]”), llaves (“{”, “}”), punto medio (“·”), almohadilla (“#”), apóstrofe (“'”), acentos (“`”, “´”, “\^”), diéresis (“¨”), coma (“,”), dos puntos (“:”) y punto y coma (“;”).
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Los únicos caracteres que se utilizarán para la nomenclatura de los archivos son el guión bajo “_” (para la separación de metadatos), el guión “-” (para la separación de campos en los metadatos), el punto (para la separación entre la denominación del archivo en sí y de su extensión), los dígitos del 0 al 9 y las letras minúsculas de los caracteres ASCII (American Standard Code for Information Interchange) ISO 64610:
-
Jamás se dejará un espacio en el nombre del archivo. Un ejemplo de nombre mal construido sería el siguiente que, en lugar de un guión bajo entre la fecha del archivo y su categoría, tiene un espacio:
2015-01-31 demanda.pdf
-
El primero de los campos, siempre, será la fecha del archivo en formato ISO 8601 (posteriormente veremos la gran utilidad de hacerlo así). Este formato se escribe de la siguiente manera: AAAA-MM-DD. En primer lugar se escribe el año con cuatro dígitos, en segundo lugar se escribe el mes con dos dígitos y en tercer lugar se escribe el día, también con dos dígitos. Entre el año y el mes y entre el mes y el día se escribirá un guión medio “-”. De tal manera que el primer día del año 2015 se escribe 2015-01-01 y el último 2015-12-31.
-
El segundo de los campos, siempre, será la categoría del documento. Por ejemplo, informe, sentencia, demanda, querella, providencia, diligencia, multa...
2014-02-13_sentencia
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El tercero o subsiguiente campo puede ser otra categoría del documento, una subcategoría de la categoría anterior o ya una especificación del documento en sí. Por ejemplo, si la primera categoría es sentencia, la segunda categoría puede ser el órgano judicial.
2014-02-13_sentencia_tjue11
2014-02-13_sentencia_tjue_412
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Así sucesivamente hasta que especificamos el contenido.
2014-02-13_sentencia_tjue_4_svensson13
-
Finalmente, tras un punto, se escribirá la extensión del archivo correspondiente a su formato.
2014-02-13_sentencia_tjue_4_svensson.pdf14
Las ventajas de utilizar las reglas anteriores son numerosas:
– En primer lugar permiten conocer el contenido del archivo sin necesidad de abrirlo, lo que conlleva un ahorro de tiempo ya que incorpora en su denominación los metadatos que hacen referencia al contenido del archivo.
– En segundo lugar, el hecho de que el primero de los metadatos del archivo sea la fecha en formato ISO 8601 implica que el orden alfabético de los archivos se corresponde con su fecha de creación. De esta manera, al igualar el orden alfabético con el cronológico en la denominación de los archivos, se facilita su clasificación, lo que resulta muy útil para cuando se busca uno determinado (el primero del documento, el que se hizo anteayer, el que tiene las últimas modificaciones...)
– En tercer lugar, cualquiera de las partes que intervienen en una acción micropolítica puede saber cuál es el archivo más actualizado sin necesidad de esperar la confirmación de los demás intervinientes.
– En cuarto lugar, facilita la interoperabilidad entre los participantes de la acción. Desconocemos si uno de los participantes en la acción micropolítica dispone de un ordenador antiguo o configurado en otro idioma que sólo leen nombres de directorios en los que no existen caracteres incompatibles. Limitarse a ISO 646 facilita la compatibilidad.
Todos hemos sufrido un intercambio de archivos con otra persona en las que las denominaciones eran tales como “borrador de demanda.doc”, “demanda corregida.doc”, “demanda definitiva.doc”, “demanda con notas de pepe no es definitiva.doc”, “demanda esta es la buena.doc”, “demanda esta es la buena 1.doc”, “Copia (1) de demanda esta es la buena 1.doc”, “demanda-modificada-final-no-tocar-1.doc”, “Copia (1) de demanda-modificada-final-no-tocar-1.doc” y así hasta el caos y la desesperación más infinitos.
Utilizar un criterio homogéneo de denominación de archivos evita este tipo de desorden, favorece la compatibilidad y evita pérdidas de tiempo innecesarias.
Denominación de los directorios de trabajo
El nombre de los directorios deberá seguir las mismas reglas que las propuestas para la nomenclatura de los archivos, si bien no es necesario que el primero de los campos de los metadatos sea la fecha sino la categoría. Deberá seguirse el criterio de primero nombrar con lo más general para luego ir hacia lo más específico.
Se recomienda tener un directorio de trabajo por cada una de las acciones micropolíticas en las que se participe. Por ejemplo, se parte de un directorio raíz denominado “proyectos” que contiene entre otros, los subdirectorios “demanda-contra-el-canon”, “libertad-de-expresion”, “defensa-webs-enlaces”, “move-commons-semantica”, “ojl”15…
Si utiliza un mismo documento para dos proyectos diferentes, no dude en incluirlo en cada uno de los directorios y tenerlo duplicado en su ordenador. De lo que se trata es de que si necesitamos mover la información de una sola acción micropolítica, podamos copiarla íntegramente desde su directorio principal y no tengamos que copiar primero los archivos de la acción y luego, además, recordar que existen archivos comunes con otras acciones que se hallan en otro directorio que también debe ser copiado.
Denominación de las URLs de la web
Una URL (Uniform Resource Locator) es lo que coloquialmente se conoce como enlace, link o hiperlink. Se trata de un conjunto alfanumérico de caracteres que indica un recurso existente en internet.
Ya en 1998 Tim Berners-Lee enseñó cómo deben denominarse las URLs (Berners-Lee, 1998). Fundamentaba su argumentación en que las buenas URLs no cambian y señalaba una serie de campos sobre los que debía tenerse un especial cuidado cuando se incluían en una URL ya que pueden provocar su inexactitud debido a la falta de relación entre el contenido de la página web y los términos contenidos en la URL. Para Berners-Lee el único campo para el que existe certeza que no habrá un cambio es el que indica la fecha de creación del recurso. Con los demás hay que ser cuidadosos, mencionando especialmente los siguientes casos:
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Autor: la autoría puede cambiar en una nueva versión de la página.
-
Asunto: incluirlo en la URL significa que se está realizando una cierta clasificación que si bien puede ser adecuada en un determinado momento, pasado el tiempo puede no ser la deseada.
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Estado del documento: se debe huir de URLs que indiquen el estado del documento (borrador, primera versión...)
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Acceso: no deben utilizarse denominaciones de rangos de accesos (socios, miembros, público...)
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Nombres de extensión del archivo (HTML, CGI, PHP)
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Mecanismos de software (CGI, exec)
Además de las indicaciones de Berners-Lee es conveniente seguir también las recomendaciones de la URL semántica y las reglas marcadas por el posicionamiento en buscadores de internet, la Search Engine Optimization (SEO).
La URL semántica aconseja que las URL puedan ser leídas y recordadas. Por ejemplo, una URL aceptable sería:
http://ejemplo.com/usuario/pepa
mientras que se desaconseja la siguiente URL:
http://ejemplo.com/usuarios.php?nombre=pepa
Asimismo, no se incluirían en las URLs más caracteres que los siguientes:
Nótese que son casi los mismos caracteres que se señaló en su momento para la denominación de archivos, si bien en este caso se han suprimido los caracteres de guión bajo (“_”) y el punto (“.”). El guión bajo (“_”) se suprime porque no se necesita la función que realizaba en el nombre de un archivo, que era la de separar los campos de metadatos. El punto (“.”) se suprime porque su función era la de separar la denominación de la extensión de un archivo y, tal y como recomienda Berners-Lee, las extensiones no deben incluirse en las URLs.
Por otra parte, las técnicas de posicionamiento en buscadores de internet siguen unas reglas para adecuarse lo más posible al software que rastrea las webs. Conocer las normas más adecuadas es objeto de toda una disciplina, la denominada SEO, por lo que sería necesario remitirse a un experto si se desea la mejor de las optimizaciones. No obstante, en síntesis deben tenerse siempre en cuenta las siguientes cuestiones:
-
La recomendación ya señalada para la URL semántica de nunca utilizar un guión bajo (“_”) en las URLs.
-
La recomendación también señalada para la URL semántica de utilizar solamente los caracteres:
– 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 a b c d e f g h i j k l m n o p q r s t u v w x y z
-
Las URLs se deben poder entender por un humano.
-
Los términos incluidos en una URL deben escribirse desde la categoría más abstracta a la más concreta. Por ejemplo:
http://ejemplo.com/animales/mamiferos/caballo
-
Se debe utilizar la almohadilla (“#”) para indicar los contenidos dentro de una misma página. Por ejemplo:
http://ejemplo.com/animales/mamiferos/caballo#cabeza
http://ejemplo.com/animales/mamiferos/caballo#cola
Formato de los archivos
Nadie se escapa de un fenómeno que consiste en tener archivos propios antiguos que uno ya no puede utilizar. A finales de los años 80 del siglo pasado, el editor de texto más utilizado era WordPerfect que luego fue sustituido por Word, sistema de la empresa Microsoft y que se implantó como estándar de facto. El problema que se produjo es que no se puede acceder mediante Word a los archivos almacenados en el formato de WordPerfect. Este problema es un viejo conocido, tanto que desde 1997 se viene hablando de la “era oscura digital” (Kuny, 1997). Según Kuny (1997, 2) ya existe una ingente cantidad de información que se ha perdido para siempre, entre la que cita la información guardada en tarjetas perforadas, archivos de texto en formatos de procesadores imposibles de recuperar, archivos en disquetes de diversos tamaños, cintas magnéticas de diferente ancho... A estos dos problemas de obsolescencia tanto del software como del hardware utilizados para acceder a los archivos se suma la ausencia de recursos económicos de las bibliotecas para enfrentar esta cuestión (1997, 3).
Se trata de un problema grave que puede aminorarse mediante la utilización de unas reglas que faciliten la interoperabilidad no sólo con los equipos de las demás personas, sino con los de uno mismo a lo largo del tiempo. Ni siquiera el software libre se ha escapado de esta plaga puesto que los archivos con extensión «sdw», estándar de OpenOffice versión 2 y que podían ser utilizados por LibreOffice hasta su versión 3.6.6, dejaron de poderse usar a partir de dicha versión por lo que la única manera de acceder a este tipo de archivos consiste en mantener instaladas dos versiones diferentes del software del mismo programa, una actual y otra obsoleta.
La Sunlight Foundation, consciente de la importancia que este problema tiene para la información del sector público, estableció un decálogo de criterios aplicables a los datos que el sector público debería poner en línea para acceso público. Se transcriben de este decálogo las reglas relevantes16 en cuanto al formato de la información:
Facilidad de acceso físico y electrónico.
Los conjuntos de datos publicados por el gobierno deberán ser lo más accesibles posible, definiéndose la accesibilidad como la facilidad con la que se puede obtener dicha información, ya sea a través de medios físicos o electrónicos. Las barreras para el acceso físico incluyen los requisitos de visitar personalmente una oficina o cumplir con requisitos determinados (como, por ejemplo, rellenar formularios o enviar solicitudes en virtud de la FOIA).17 Las barreras para el acceso electrónico automatizado incluyen hacer accesible los datos a través únicamente previa presentación de formularios o a través de sistemas que requieran navegadores orientados a tecnologías (por ejemplo, Flash, JavaScript, cookies y applets Java). Por el contrario, los datos son mucho más accesibles cuando se proporciona a los usuarios una interfaz para descargar de una sola vez toda la información almacenada en una base (conocido como acceso "a granel") y los medios para hacer llamadas específicas de datos a través de una interfaz de programación de aplicaciones (API). (Uno de los aspectos de este principio es la capacidad de localizar fácilmente y descargar el contenido).
Lectura por máquinas.
Las máquinas pueden manejar ciertos tipos de entrada de información mucho mejor que otros. Por ejemplo, las notas manuscritas en papel son muy difíciles de procesar por las máquinas. Escanear texto a través de sistemas de reconocimiento óptico de caracteres (OCR) da lugar a muchos errores de coincidencia de caracteres y de formato. La información compartida en el ampliamente utilizado formato PDF es muy difícil de analizar por las máquinas. Por tanto, la información debe ser almacenada en formatos que, ampliamente utilizados, permitan el procesamiento por máquinas. (Cuando haya otros factores que hagan necesario el uso de formatos difíciles de analizar, los datos también deberán estar disponibles en formatos de fácil tratamiento). Estos archivos deberán ir acompañados por la documentación relacionada con el formato y su forma de uso en relación a los datos.
No discriminación.
La no discriminación hace referencia a quién puede acceder a la información y cómo deben hacer el acceso. Las barreras al uso de los datos pueden incluir registro o requisitos de ser socios. Otra barrera es el uso de «jardines amurallados», que consiste en que sólo se les permite el acceso a algunas aplicaciones. En su forma más amplia, el acceso sin discriminación a los datos significa que cualquier persona puede acceder a los datos en cualquier momento sin necesidad de identificarse o dar ninguna justificación por realizar dicho acceso.
Utilización de estándares abiertos.
Los estándares de propiedad común (o estándares abiertos) hacen referencia a quién es el propietario del formato en el que los datos se hallan almacenados. Por ejemplo, si sólo una empresa fabrica el programa que puede leer un archivo en el que los datos se hallan almacenados, el acceso a la información dependerá de usar el programa de procesamiento de dicha empresa. En ocasiones tal programa no es accesible para el público bajo ningún coste o, si es accesible, lo es mediante el pago de una suma. Por ejemplo, Microsoft Excel es un programa de hoja de cálculo de uso bastante extendido cuyo uso cuesta dinero. Existen formatos alternativos libremente disponibles mediante los cuales la información archivada puede ser accedida sin necesidad de una licencia de software. Remover este coste permite que la información pueda ser potencialmente alcanzada por un mayor número de usuarios.
Permanencia.
La permanencia es la capacidad de encontrar información a través del tiempo. La información divulgada por el gobierno debiera ser «pegajosa», esto es, accesible a perpetuidad mediante archivos en línea. En ocasiones, la información se actualiza, se cambia o se borra sin ninguna indicación que se ha realizado una alteración. O se pone a disposición como un flujo de información que no se archiva. Para su mejor uso por el público, la información que se pone a disposición en línea debería permanecer en línea, con un adecuado seguimiento temporal de las versiones y archivos.
La lección de este apartado que ha de aprenderse es la de que los formatos son un tema muy relevante. Ha de prestarse una especial atención a este problema puesto que se podría incurrir en dos problemas: el primero sería el obvio de una pérdida de la información mientras que el segundo sería el de la exclusión de posibles participantes por la circunstancia de poner barreras al acceso a la información. Piénsese, por ejemplo, en ciertos formatos de vídeo o sistemas como el actual de Telefónica con su sistema Imagenio, al que los usuarios que no pueden instalar el software Silverlight, de Microsoft, se hallan imposibilitados de acceder.
Por tanto, no utilice formatos que requieran un software que haga de barrera. Existen estándares para todo tipo de formatos y, si tiene alguna duda en cuál de ellos utilizar, utilice unos cuantos. Por ejemplo, en la “Demanda contra el canon” se duplicaba la información en archivo «odt» y «doc». Recuerde que lo principal es la interoperabilidad tanto entre los participantes como entre las diversas versiones temporales de un elemento informacional.
Utilización de software libre
Utilice siempre que pueda software libre por las ventajas que comporta, ventajas que se resumieron en un informe del año 2009, plenamente vigente hoy en día por su carácter atemporal:
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El software libre representa una opción tecnológica de calidad que impulsa la innovación.
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El software libre crea tejido industrial y asegura la libre competencia.
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El software libre fomenta el escrutinio público y optimiza el gasto informático.
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El software libre garantiza la igualdad de oportunidades de los proveedores y la seguridad de la información.
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El software libre ensancha las libertades en la sociedad de la información y favorece la cultura abierta. (Lafuente et al. 2009, 3).
En la “Demanda contra el canon” se utilizó única y exclusivamente software libre. En su momento se destacaron las razones de su utilización y los beneficios obtenidos, que son totalmente aplicables a cualquier acción micropolítica que se desarrolle hoy en día. En las páginas de aquella acción micropolítica se puede seguir leyendo:
Todo el software utilizado en la redacción, publicación, distribución y coordinación del procedimiento de la Demanda contra el canon es software libre. Todas las aplicaciones utilizadas son de libre uso y se hallan en internet al alcance de cualquier persona que desee utilizarlas. Además, se permite libremente el acceso, la copia, la distribución y la transformación del código de las mismas. Cabe mencionar que, sin ser una condición del software libre, los programas utilizados son todos gratuitos.
La selección de software libre se ha revelado como una elección muy importante por los siguientes motivos:
– Ha permitido utilizar la vanguardia de la tecnología por coste cero.
– El proceso de estudio del software libre implica aprender a trabajar en grupo y en red. Simultáneamente al aprendizaje de la informática, se practica un método de organización de trabajo y de manejo de la información que son los propios de la era digital.
– Los sistemas propietarios no permiten el acceso al código de las aplicaciones y no ofrecen documentación a partir de un determinado nivel técnico. De esta manera, se obstaculiza el aprendizaje de las tecnologías de la información y se dificulta al usuario el conocimiento y control de su ordenador.
– Se evitan intermitencias en la productividad del proyecto al no producirse los fallos de seguridad continuos de los ordenadores con el sistema operativo imperante. (De la Cueva 2005).
Criptografía
En la parte teórica de este ensayo se explicó la problemática señalada por Edward Snowden sobre el espionaje global al que estamos sometidos. Ante esta situación, no queda más remedio que recomendar la criptografía, aprender a enviar y recibir mensajes cifrados utilizando software para estos fines. Se trata de instalar en nuestros ordenadores el sistema GNU Privacy Guard, un desarrollo libre de lo que en inicio fue PGP, Pretty Good Privacy, sistema que consiste en utilizar dos claves para cifrar nuestros correos: una clave pública y otra privada. En la red existen numerosos manuales para su instalación y configuración y una vez integrado en su gestor de correo electrónico su uso es muy fácil si bien debe prestarse atención a la existencia de partes no cifradas de una conexión (por ejemplo, el campo «asunto» de un correo electrónico) y no indicar en ellas información sensible.
Pero no sólo los correos electrónicos han de ser objeto de cuidado, también los chats y los dispositivos de almacenamiento, tanto internos como externos, la fortaleza de las contraseñas utilizadas (Peirano 2015, 45-49) y el cuidado que hemos de tener si utilizamos una conexión wifi pública (Peirano 2015, 84-85).
Sin perjuicio de que la privacidad es un valor que se debe tener en cuenta y que sin reflexión crítica alguna se pone masivamente en manos de empresas como Facebook, constantemente se pone como excusa en este tema la de que como yo no hago nada malo, no tengo nada que temer. Esta excusa no es válida puesto que la aceptación social de unos actos varía en función tanto del momento en que se realizan como el territorio de la acción. Actos realizados hace 25 años hoy serían reprochables (por ejemplo, publicidad machista, fumar en espacios cerrados públicos, conducir sin cinturón o con bebés en los brazos...) y actos permisibles en Europa (matrimonio homosexual) son rechazados en otros países. Nunca se puede conocer qué tipo de relaciones entre datos pueden realizar quienes tengan acceso a la información, sacando de contexto, cortando o pegando parcialmente el contenido de la comunicación ni tampoco es posible conocer si hemos coincidido dos veces en el mismo centro comercial con un terrorista cuya existencia ni nos planteamos. Como señala Marta Peirano, “[p]uede que no tengamos nada que ocultar, pero sí mucho que temer. En una sociedad ultravigilada, todo el mundo es antisistema” (2015, 31).
Por estas razones se ha de aprender a utilizar sistemas que favorezcan lo máximo posible el secreto de las comunicaciones. El software disponible es múltiple y variado. Instálelo y aprenda a utilizarlo.
Los DNS
DNS es el acrónimo de Domain Name System y es el equivalente en internet al listín de un teléfono. Como se puede comprobar en un teléfono móvil, crear un contacto significa asignar un número de teléfono a un nombre. Igual sucede en internet donde a un nombre de dominio, como por ejemplo manualdelciberactivista.es, se le asigna una dirección IP para que cuando alguien introduzca en un navegador el nombre de dominio o envíe un correo electrónico, el ordenador cliente encuentre el ordenador servidor identificado con dicho nombre.
La asignación de unas IP a un nombre de dominio se realiza mediante lo que se denominan zonas DNS, que son meros archivos de texto leídos por los servidores de nombres de dominio. Las zonas DNS incluyen tanto el nombre de dominio como sus subdominios. Por ejemplo, en el caso del dominio manualdelciberactivista.es, la zona DNS incluye tanto el anterior dominio como los subdominios configurados para prestar diferentes servicios: www.manualdelciberactivista.es, mail.manualdelciberactivista.es, ftp.manualdelciberactivista.es... Quien tenga acceso a la zona DNS de los nombres de dominio que una acción micropolítica esté utilizando, puede redirigir a su libre albedrío las peticiones de los clientes desde un ordenador a otro o no redirigirlo a ninguno, imposibilitando en este caso la conexión. Por esta razón es importante siempre retener la capacidad de modificar la zona DNS y no dejarlo en manos de un tercero. No tener el control de las zonas DNS es como darle a un tercero la potestad de cambiar el listín de teléfonos de todos los móviles del mundo, pudiendo provocar que cuando quien llame a una dirección esté en la convicción de llamar a una persona determinada y en realidad esté llamando a otra o a ninguna.
Si se delega la facultad de modificar la zona DNS se deberá tener una relación de confianza con la persona a quien se le entrega este control y por lo menos saber lo que se hace o a lo que uno se arriesga.
Incluso aun cuando se mantenga el control de la zona DNS, sin embargo debe recordarse que en el apartado sobre el carácter tecnológico de las acciones micropolíticas se tuvo la oportunidad de narrar cómo EveryDNS dejó de servir peticiones a quienes intentaban conectar con wikileaks.org. Siempre se estará en manos de la empresa que provee los nombres de dominio, quien puede retirar la zona DNS de un nombre específico bien por su propia voluntad, bien por una orden administrativa o judicial.
La navegación anónima
Para terminar con las cuestiones tecnológicas, es interesante conocer la posibilidad de navegar anónimamente. La configuración actual de internet implica que el proveedor de acceso a internet conocer con todo detalle los datos de navegación. Para evitar esta circunstancia, es una buena recomendación es la de instalar un software que nos permita navegar por TOR, una red de proxies (ordenadores intermediarios) con comunicaciones cifradas, que impide que el proveedor de acceso a internet conozca los accesos de quien se conecta a la red (Hacktivistas 2011, 32-38). Debe recordarse que la privacidad es un derecho fundamental, por lo que la utilización de este tipo de herramientas, lejos de constituir una sospecha de un comportamiento escabroso, es un ejercicio muy saludable.
Mantenimiento de un blog o registro de operaciones
Si bien la era dorada de los blogs parece que pasó de largo, sin embargo este sistema de publicación por fechas (no debe olvidarse que un blog es un diario) resulta muy útil para ir explicando las novedades que se pueden ir produciendo en el desarrollo de la acción micropolítica. El contenido del blog se inicia con la presentación en sociedad de la acción micropolítica y en el mismo se van narrando las modificaciones de la propuesta inicial, las novedades en el cuerpo documental que se va generando, los hitos que se van logrando y cualquier otra información que se entienda relevante.
La escritura del blog no debe suponer una esclavitud imponiéndose un previo ritmo de publicación, antes al contrario. Su finalidad es única y exclusivamente informar sobre los diferentes hitos en el inicio y cambios. No se trata de entretener a los lectores ni de relacionarse con ellos a través del blog (para eso ya debe existir el canal de comunicación directo antes descrito), sino permitir que cuando una persona se asome a la web de la acción micropolítica pueda ir leyendo la historia de la acción desde sus inicios. Su función es la de ser el registro de operaciones para lo que es útil tanto un software para blog como también una página estática donde se indiquen cronológicamente el inicio de la acción, las modificaciones, las novedades, los hitos y cualquier otra información que se considere interesante para datar.
Cuestiones jurídicas
Solicitar un asesoramiento a un abogado de su confianza siempre es un buen consejo. La cantidad de preocupaciones y de situaciones conflictivas que se puede ahorrar hallándose bien asesorado desde el principio son innumerables. Este ensayo no es el lugar para dar un asesoramiento legal sobre la problemática jurídica que una acción micropolítica se encontrará ya que es imposible prever qué circunstancias pueden aparecer durante el desarrollo de la acción, pero los puntos que sus impulsores deberán tener en cuenta son, entre otros, los siguientes:
Propiedad intelectual
En lo que respecta al campo de la propiedad intelectual de la acción micropolítica, anteriormente se señaló que la regla general de la propiedad intelectual establece que si no se dispone del permiso del titular de los derechos de una obra, se está ejercitando un límite o excepción al derecho de autor, o la obra está bajo dominio público, entonces no serán lícitas la copia, distribución, difusión o transformación que se realice de dicha obra.
Esta norma funciona en un doble sentido ya que se aplica tanto a las obras que los impulsores de la acción micropolítica quieran utilizar para su web, como en el caso de que terceras personas ajenas a la acción micropolítica quieran hacer uso del conocimiento publicado en la web del proyecto.
En lo que respecta al contenido que se desee incorporar a la web de la acción micropolítica, debe tenerse especial cuidado de cumplir con los requisitos para poder utilizarlo sin vulnerar los derechos de propiedad intelectual ajena (permiso del titular de derechos, dominio público de la obra o ejercicio de un límite o excepción), siendo siempre lo más aconsejable la creación de contenido propio. Una vez creado, es importante señalar en la propia web las condiciones de reproducibilidad, distribución, difusión y transformación de la acción micropolítica, olvidándose del sistema de Copyright, todos los derechos reservados ya que este sistema limita la libre difusión de la obra en que la acción micropolítica consiste. Lo más aconsejable para señalar de antemano estas condiciones es la utilización de una licencia libre, de las que las más conocidas son las licencias Creative Commons.
El título de Creative Commons18 hace referencia a los bienes comunales desde los que se puede crear, tomando como base la cultura y fundamentándose en las tesis de que ninguna obra es absolutamente original, sino que siempre toma elementos de su entorno o del pasado y que en nuestra historia hace referencia al denominado procomún. Las licencias nacieron de la mano del profesor de Derecho norteamericano Lawrence Lessig y su utilización hoy en día en el campo no sólo académico alcanza a cientos de millones de obras. Como medio instrumental para el desarrollo y expansión de las licencias, se eligió una organización sin ánimo de lucro denominada de igual manera que las licencias: Creative Commons.
La fecha de nacimiento de las licencias se produjo el 16 de febrero de 2002 mediante una nota de prensa en su web titulado Creative Commons Unveils Machine-Readable Copyright Licenses:
Creative Commons revela licencias de Copyright legibles por máquina.
San Francisco, California. Creative Commons, una organización sin ánimo de lucro dedicada a la promoción de la reutilización de obras de propiedad intelectual lanzó hoy su primer producto: sus licencias de propiedad intelectual legibles por máquinas, a las que se puede acceder sin cargo alguno desde creativecommons.org. Las licencias permiten a los titulares de propiedad intelectual informar fácilmente que sus obras son libres para reproducción y otros usos bajo condiciones específicas. Estas herramientas de autoayuda ofrecen nuevos sistemas para distribuir obras creativas en términos generosos desde los derechos de autor al dominio público y puede accederse a las mismas sin cargo alguno.
La estructura de las licencias es triple: por un lado, figura un breve resumen que especifica los derechos que el autor concede a terceros; en segundo lugar, figura el texto completo de la licencia y en tercer lugar, junto con el código del logotipo de la licencia figura un código informático que permite a los buscadores de internet encontrar páginas web en las que existan obras licenciadas bajo Creative Commons. Esta triple estructura tiene como objetivo que las licencias sean comprensibles, que sirvan como texto legal defendible ante los Juzgados y Tribunales y que los buscadores de internet puedan hacer uso del código subyacente para desarrollar sistemas de búsqueda con filtros según el tipo de utilizaciones permitidas por los autores de las obras.
Hay seis tipos de licencias Creative Commons que el autor puede elegir en función de tres parámetros: si se permite una utilización comercial de la obra, si se permite la existencia de obras derivadas de la obra original o si, permitidas tales obras derivadas, la licencia que han de mantener dichas obras derivadas es la misma que la licencia de la obra original, asegurando de esta manera una cadena de permisos. Las seis licencias son las siguientes:
- Licencia “By”: (Atribución). El autor permite todo uso de su obra, con la única limitación de que debe reconocerse la autoría. La obra puede reproducirse, distribuirse o difundirse y se permite la realización de obras derivadas.
- Licencia By-SA: By – Share Alike. (Atribución - obligación de que la obra derivada tenga igual licencia). Se permite la reproducción, difusión o distribución y la transformación, siempre que se licencie la obra derivada bajo la misma licencia.
- Licencia By-NC: By – Noncommercial. (Atribución – uso no comercial). El autor permite la reproducción, distribución o difusión y obras derivadas siempre que no sea con fines comerciales.
- Licencia By-ND: Attribution No Derivatives. (Atribución – no transformación). El autor permite todo uso de su obra incluso comercialmente pero no permite construir sobre la misma, esto es, no permite obras derivadas.
- Licencia By-NC-SA: By – Share Alike – Non commercial. (Atribución – igual licencia – uso no comercial). Se permite la reproducción, difusión o distribución y la transformación, siempre que se licencie de igual manera y que no sea con fines comerciales.
- Licencia By-NC-ND: By – No Derivatives – Non commercial. (Atribución – uso no comercial – sin obras derivadas). Se permite la reproducción, la difusión o distribución pero no la transformación y siempre que no sea con fines comerciales.
Aplicar una licencia Creative Commons a una obra propia es muy sencillo. Con una licencia se busca manifestar de antemano públicamente las condiciones con las que se desea que terceras personas puedan hacer uso de las obras propias, por lo que lo único que debe hacerse es el anuncio de que la obra está licenciada bajo la licencia que se elija. La licencia es un anuncio público de condiciones de uso que no es necesario registrar en ningún lugar, simplemente adherirla en la obra. La práctica habitual es la de poner en algún sitio visible de la web el logotipo de Creative Commons, que se puede obtener fácilmente en creativecommons.org mediante el uso de un formulario cuya única función es la de generar un código que se utilizada para copiar y pegar en la web de la acción micropolítica.
Unas prácticas aconsejables supondrían que cada una de las obras integrantes de la acción micropolítica, cuyo destino fuera la difusión, expusiese su licencia. No es nada difícil: si se trata de informes en formato texto, valdría con la inclusión de una expresión del estilo de “Esta obra se halla licenciada bajo Creative Commons By. Autor: Ponga aquí su nombre”; si se tratase de una obra de vídeo, bastaría con incluir un crédito final en el mismo sentido. Y si desean ver un ejemplo en vivo, basta con que consulten el ejemplo de licencia de este propio libro que tienen en sus manos.
Reutilización de la información del sector público
En numerosas ocasiones, las fuentes que se pueden utilizar para la construcción del conocimiento de la acción micropolítica tienen un origen público (por ejemplo, sentencias del Centro de Documentación Judicial). En esos casos es necesario leer las condiciones de reutilización que consten en la fuente, así como tener en cuenta las normas jurídicas que rigen este tipo de datos: En el entorno europeo, la Directiva 2013/37/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 26 de junio de 2013, por la que se modifica la Directiva 2003/98/CE relativa a la reutilización de la información del sector público; en el entorno estatal español la Ley 37/2007, de 16 de noviembre, sobre reutilización de la información del sector público y, en su caso, las normas de las administraciones públicas autonómicas o locales de las que emanen los datos. En el supuesto de dudas, tras haber estudiado la maraña legislativa siempre queda la posibilidad de dirigirse a la administración de la que emanan los datos consultándoles las condiciones de reutilización.
Protección de datos y privacidad
En este apartado hay que referirse a dos grupos de personas cuyos datos personales pueden resultar afectados: las personas que promueven a acción y las que son objeto de ella.
En el caso de utilizar una plataforma que exija tener usuarios dados de alta, no se debe olvidar la necesidad de dar de alta en la Agencia de Protección de Datos el fichero que contenga sus datos, y de cumplir las demás obligaciones que nos exige la ley: mantener en el domicilio de alguno de los impulsores de la acción el denominado Documento de Seguridad y poner en conocimiento público en una de las páginas de la web la forma en que el usuario puede ejercitar sus derechos de información, acceso, rectificación, cancelación y oposición. Dependiendo del domicilio sede de la acción deberán cumplirse unos requisitos obligatorios en el país desde donde se impulse la iniciativa. También puede darse el caso de que el fichero con los datos personales de los usuarios estuviera cubierto por la habitual actividad del grupo impulsor (por ejemplo, si fuera una asociación de consumidores ya la propia entidad debería cumplir estos requisitos por sí misma).
La problemática de los datos personales alcanza también a la información de las personas objeto de la acción micropolítica. Por ejemplo, si la intención del proyecto es demostrar las relaciones extraconyugales de quienes ejercen cargos públicos y el pago con dinero de todos de los viajes que realizan, se estará entrando en un terreno pantanoso. Existen numerosísimas sentencias tanto en la jurisprudencia nacional como en la del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) donde se evalúa el balance entre el derecho a la información y el de la privacidad no pudiéndose de antemano saber cuál es el resultado de la resolución que ponga término al conflicto ya que los argumentos utilizados por los tribunales para decidirse por uno u otro de los derechos en juego pueden ser muy sutiles. Los parámetros que se pueden utilizar son la personalidad del afectado, su conducta previa con respecto a la venta de sus propios datos por ser una persona con proyección pública, las circunstancias ocurridas para desvelar la información, el tipo de dato personal o aspecto de la privacidad que haya sido revelado...
Para ilustrar este tipo de supuestos, se puede hacer referencia al caso que enfrentó a la modelo Naomi Campbell con el tabloide británico The Mirror, resuelto por el TEDH en sentencia de fecha 18 de junio de 2011. El periódico publicó en su portada una noticia de la modelo, acompañada de dos fotografías en color, cuyo titular era Naomi: soy una drogadicta. Se informaba al público acerca de la asistencia de Campbell a unas jornadas de Narcóticos Anónimos y el debate jurídico consistió en si era lícita la publicación de una información que pertenece al ámbito de la intimidad, en este caso de una persona que vive de hacer publicidad de sí misma y que previamente había realizado declaraciones contra el uso de las drogas. Otros aspectos valorados en el debate fue si las fotografías eran necesarias para acompañar a la noticia, así como que el fotógrafo que las obtuvo lo hizo a escondidas. La resolución de los tribunales británicos fue en favor de la modelo, decretando una indemnización de 3.500 libras esterlinas, pero impuso al periódico unas costas judiciales por importe de 1.086.295,47 de libras esterlinas como pago de los honorarios de los abogados de Campbell. El diario The Mirror demandó entonces al Reino Unido ante el TEDH girando ante este tribunal la discusión sobre si una amenaza de condena a tales costas en un procedimiento de esta naturaleza suponía una afrenta a la libertad de prensa. El TEDH declaró que sí, condenando al Reino Unido.
Las sanciones administrativas por incumplimiento de los requisitos legales sobre datos personales pueden ser muy elevadas, por lo que es conveniente prestar especial atención a este punto. Y si bien las costas judiciales en nuestro país no alcanzan el millón de libras esterlinas del caso de Naomi Campbell sin embargo su importe, sea cual fuere, no es despreciable. No tener estas cuestiones en cuenta supondrían mostrar un flanco débil innecesario de la acción.
La problemática de los litigios
Aun cuando la acción micropolítica esté diseñada para interponer acciones judiciales, debe evitarse un escenario de litigio por cuestiones accesorias a este planteamiento principal como pudieran ser cuestiones de propiedad intelectual, calumnias o injurias o los casos de privacidad señalados en el apartado anterior.
Es bien conocida la maldición tengas pleitos y los ganes. Entrar en el mundo de las acciones micropolíticas implica introducirse en una zona de riesgo jurídico donde puede acabarse en una escalada de conflicto que finalmente termine en los tribunales. En estos casos, deberán destinarse recursos no sólo materiales para la contratación de un abogado, sino que deberá destinarse tiempo a la preparación del litigio y, además, se puede tener que pagar un precio personal en preocupaciones. Por esta razón es por la que debe prestarse una especial consideración a la propiedad intelectual y al tono de la información publicada, evitando incluso aquellos casos dudosos ya que, aunque se tenga la razón, en caso de un procedimiento judicial la razón la tiene que dar un tribunal tras largos años de espera y tras muchos recursos distraídos de la acción principal hacia la defensa. Lo mejor es prevenir lo máximo posible las zonas límites, a no ser que precisamente esa sea la intención de la acción. Si ocurre un litigio, mejor que éste sea buscado que no encontrado.
Cuestiones mediáticas
Es una sana regla no confiar demasiado en los medios de comunicación puesto que sus intereses no son ni la verdad ni la veracidad de las noticias que publican, sino otros. Se puede dar el caso de que la acción micropolítica se dirija contra un actor con suficientes relaciones como incidir en los medios de comunicación. Por ejemplo, si la acción micropolítica se emprende por parte de los colectivos de pilotos contra la línea aérea Iberia o por parte de un cliente o un empleado de El Corte Inglés, es difícil que la reivindicación aparezca en los medios tradicionales. Debe tenerse en cuenta que ambas empresas son grandes anunciantes, por lo que es difícil que aparezca en los medios de comunicación alguna noticia contra ellas. Según datos de la empresa Infoadex, El Corte Inglés inyectó en los medios de comunicación españoles desde 1999 hasta 2013 un total de 1.144 millones en concepto de contratación de publicidad (Carretero, 2013). Tampoco debe olvidarse que el 28 de enero de 2015 el Banco de Santander compró las portadas de los periódicos “Abc, La Razón, El Mundo, El País, La Vanguardia, El Periódico y 20minutos, los siete periódicos de mayor tirada” (Semitiel, 2015) o que Juan Luis Cebrián, pope del grupo PRISA, compartía patio y pupitres del Colegio del Pilar con lo más granado de las élites económicas nacionales (Belmonte 2015, 19-37). Incidentalmente, Belmonte relata que Cebrián gustaba de firmar en la revista escolar con el seudónimo de Napoleón. No se sabe que hubiera opinado Freud sobre este tipo de gustos.
La crítica contra la falta de limpieza de los medios de comunicación tradicionales se halla por doquier. El filósofo del derecho italiano Luigi Ferrajoli sintetiza las relaciones entre los poderes políticos y económicos con los medios de comunicación de la siguiente manera: “dinero para hacer política e información, información para hacer dinero y política, política para hacer dinero e información” (2010, 271 y 2011, 53). El fenómeno es analizado para el entorno de internet por el profesor Benkler:
La tercera afirmación era que el dinero resurgiría como la principal fuente de compraventa de poder debido a la dificultad de captar atención en la Red. […] Sin embargo, el modelo de producción entre iguales de filtrado y discusión sugiere que la esfera pública en red será sustancialmente menos corruptible por el dinero. En la interpretación que propongo, el filtrado de la Red en su conjunto se realiza a través de un modelo concéntrico de decisiones revisadas por pares, empezando por el grupo de afinidad más cercano a los autores. De forma coherente con lo que hemos visto en proyectos de producción entre iguales más estructurados como Wikipedia, Slashdot o el software libre, las comunidades de interés emplean el agrupamiento y las referencias mutuas para la producción entre iguales del mecanismo básico de filtrado que se requiere para que la esfera pública sea operativa y no quede sumida en la confusión. La estructura concéntrica de la Web, por la que los subgrupos forman grupos de mayor nivel relativamente densos, los cuales a su vez se combinan en grupos de mayor nivel, existiendo en cada caso varias páginas de gran visibilidad, permite que los contenidos que atraviesan estos filtros adquieran relevancia mundial en la esfera pública relevante. (2015, 301-302).
Sobre estas ideas trabajó el catedrático Víctor Sampedro quien acabó proponiendo una tesis central para un nuevo modelo de periodismo que debe practicarse a partir de estas fechas y con los medios tecnológicos al alcance público: “El periodismo ha de refundarse como bien común, con código abierto y libre. El resultado será un flujo de contrapoder mancomunado y colaborativo; mantenido por muchos actores, no todos periodistas” (2014, 245).
Parte de estos actores informacionales son precisamente los impulsores de las acciones micropolíticas quienes a través de la formación de sus comunidades de aprendizaje y conocimiento se configuran habitualmente como los mejores especialistas en el campo objeto de la acción, quedando los periodistas relegados a un segundo mero plano en cuanto a la cercanía con las fuentes, su capacidad de análisis de las mismas y el tiempo que pueden disponer para profundizar en la información. Cuestión diferente es cuando el periodista se convierte en partícipe de la acción micropolítica, única manera en la que puede alcanzar el mismo nivel de conocimiento del proyecto que los demás miembros de la comunidad. No obstante, en muchas ocasiones precisamente estar fuera de una acción permite un análisis objetivo de la misma, lo que también deberá tenerse en cuenta.
Por otra parte, la sana crítica impone la desconfianza previa de todo lo mediático, campo abonado para las cancamusas propias de charlatanes e impostores. Se ha de tener cuidado con las acciones cuyo único fin sea el de ocupar el espacio mediático. Suponen una pérdida de tiempo y desplazan la atención, haciendo ver como importante cuestiones que no lo son.
Lindando con lo mediático, una reivindicación pública de los derechos no supone que tal reivindicación haya de ser multitudinaria. Para tener la razón en la exigencia de un derecho no hace falta ser muchos ni contar con el apoyo de las masas por lo que las acciones que se propugnan pueden ser llevadas a cabo por pocas personas. Lo que ha de guiar la acción no ha de ser la adhesión masiva al proyecto propuesto sino la conciencia de luchar por algo que se cree justo. El planteamiento de este ensayo no propugna la tesis de que cuantos más seguidores se tengan en las redes sociales, más relevancia se alcanza antes al contrario: es bien conocido que las métricas de análisis de las redes sociales son habitualmente numéricas, confundiéndose la cantidad con la calidad19. Lo que se propugna en las acciones de este libro es la intensificación de los mecanismos de selección cualitativa, frente a los cálculos mediáticos meramente cuantitativos. Esta tesis no es nueva sino que algo similar fue ya tratado por John Stuart Mill (1986, 77) cuando se planteaba que si toda la humanidad, excepto una sola persona, tuviera una opinión común, sería injusto impedir a esta persona expresar la suya.
Debe desterrarse la costumbre de que si muchos opinan de una misma manera entonces es que tienen razón, costumbre que se repite constantemente en las luchas mediáticas que tras cada manifestación se produce sobre el cálculo numérico de los asistentes. Si uno de los fundamentos de la democracia, precisamente, consiste en proteger que la opinión minoritaria pueda ser expresada sin contratiempos, una de las cuestiones de sentido común es que la calidad no es cuestión de números. No se debe olvidar que en las mejores esquinas de las grandes ciudades hay establecimientos de comida basura ni tampoco que los rankings de audiencia de la telebasura son de los más altos. Y se ha de recordar a Margaret Mead, a quien se le atribuye la cita de que “nunca dudes que un pequeño grupo de ciudadanos pensantes y comprometidos pueden cambiar el mundo. De hecho, son los únicos que lo han logrado”20.
Esto no significa que el conocimiento público de la acción no sea importante. Lo es, pero dentro de una jerarquía en la que lo mediático no ocupa el primero de los lugares. Lo principal es la calidad de la acción micropolítica, lo que implicará una fuerte base sobre la que apoyar la comunicación pública del proyecto. Lo mediático va detrás de la calidad del proyecto y ni va por delante ni tampoco de modo parejo de tal manera en la que las decisiones se vean condicionadas por los aspectos publicitarios de la acción. Una buena estrategia comunicacional es importante, pero no al precio de que se le dedique más tiempo y recursos al marketing que a la mejora de la acción. Ya lo recordó Juan Goytisolo en el discurso que pronunció cuando recibió el Premio Cervantes 2014: “El dulce señuelo de la fama sería patético si no fuera simplemente absurdo.”
La financiación de la acción
La barrera de entrada de una acción micropolítica es el conocimiento, no el dinero. Con escasos recursos económicos pero con un buen saber se puede iniciar cualquier acción. Su deriva podrá luego requerir la subcontratación de servicios ajenos pero, en principio, el coste de una acción micropolítica se mide más en horas de trabajo que en dinero. A lo largo del desarrollo de la acción un experto en informática y, en la medida de lo posible, un experto en derecho pueden cubrir varios de los requisitos hasta ahora analizados. En el caso de la “Demanda contra el canon” se hallaban presentes expertos de ambos campos, señalándose en la página web del proyecto:
5.2. Recursos económicos
Se especifican únicamente los gastos materiales exclusivos del proyecto. Junto con los recursos humanos, los gastos indicados son los que se deberían tener en cuenta para la implantación de proyectos similares en cualquier infraestructura ya conectada a internet.
Coste de licencias de software: 0 euros.
Coste de servidor web: 30 USD mensuales.
Desde el inicio de las acciones legales, el 30 de agosto de 2003, se han utilizado dos servidores web para adaptar el servicio a las necesidades de cada momento:
Un webhosting compartido hasta el 1 de diciembre de 2004. Gasto mensual: 9.95 USD.
Un servidor dedicado desde el 1 de diciembre de 2004 hasta la actualidad. Gasto mensual: 30 USD (23,61 euros en enero de 2005, oscila según la cotización del USD).
Coste de nombre de dominio: 12 euros anuales.
Total coste recursos materiales: 24,61 euros mensuales (oscila dependiendo de la cotización del USD).
La cuantía tan escasa de gasto que supone la ejecución y desarrollo de un proyecto de esta naturaleza significa que no existen barreras económicas de entrada para la realización de proyectos análogos, siendo las únicas barreras existentes las del conocimiento jurídico e informático y la del tiempo libre disponible. (De la Cueva 2005).
La nota anterior hace referencia a gastos de los años 2003, 2004 y 2005. Hoy en día los precios se mantienen iguales o más bajos.
En el caso en el que se necesitase dinero para satisfacer honorarios de profesionales o compra de objetos materiales, siempre se puede recurrir a sistemas de donaciones vía directa, paypal o mediante micromecenazgo, donde se solicitan donaciones en alguna de las plataformas existentes. El número de tales plataformas es elevado y basta buscar en internet los términos principales plataformas de crowdfunding para obtener un buen listado y elegir la que más le pudiera convenir al proyecto. En nuestro país la plataforma más conocida dentro del mundo del procomún es «Goteo» dado que no sólo se centra en aportaciones dinerarias sino también en la colaboración distribuida. Su enfoque hacia el mundo del procomún la hace significativamente distinta de otras plataformas. Según su página web:
Goteo es una red social de financiación colectiva (aportaciones monetarias) y colaboración distribuida (servicios, infraestructuras, microtareas y otros recursos) desde la que impulsar el desarrollo autónomo de iniciativas, creativas e innovadoras, cuyos fines sean de carácter social, cultural, científico, educativo, periodístico, tecnológico o ecológico, que generen nuevas oportunidades para la mejora constante de la sociedad y el enriquecimiento de los bienes y recursos comunes.
Es recomendable desglosar al máximo posible en qué se utilizará el dinero obtenido y exponer tal desglose públicamente. Si se obtiene dinero por cualquiera de estas vías, es muy recomendable publicar en la misma web de la acción micropolítica en qué se ha gastado el mismo o, en el caso en que la acción se lleve a cabo mediante algún tipo de organización formal, publicar las cuentas anuales. Un ejemplo de transparencia lo realiza la Fundación Civio, quien desde sus orígenes expone públicamente esta información en su página web. Una acción micropolítica que solicite dinero sin desglose alguno de su finalidad o que no exponga públicamente el destino del dinero una vez recibido, no es de fiar al estar ignorando el principio básico de la transparencia que debe regir este tipo de activismo.
La finalización de la acción micropolítica
La finalización de una acción micropolítica puede deberse a que se han cumplido los fines buscados o a un mero abandono por parte de quienes participaban en la acción. En cualquiera de los dos casos es necesario ser consciente que queda una última decisión que tomar, que es la de qué hacer con la información pública que se halla en línea. Mantener la web de la acción puede implicar una necesidad de dinero para hacer frente al alojamiento o al pago del nombre de dominio, puede requerir un mínimo tiempo de trabajo o, al menos, una mínima atención.
Se pueden tomar dos decisiones: la primera consiste en borrar todo lo que sea posible, la segunda consiste en dejar información en línea que deje testimonio de lo ocurrido.
Si se toma la decisión de borrar toda la información que sea posible se ha de tener en cuenta que desaparecer de internet es muy difícil. Los rastros que existen se hallan en otras webs que enlazaron a la acción micropolítica o, en el caso de que se haya utilizado Facebook, nunca se sabe dónde estará la información.
En el segundo caso, donde se decide dejar testimonio en internet, hay que tener en cuenta tres aspectos: en primer lugar deberá seleccionarse qué documentación es la que se dejará en línea y quién mantendrá los permisos para su edición o borrado; en segundo lugar es aconsejable señalar de una manera clara y en un lugar destacado que no se continúa con la acción y, en tercer lugar, si se desea enriquecer el procomún digital es aconsejable finalizar el proyecto publicando un detallado análisis post-mortem ya que puede ser de utilidad para futuras acciones micropolíticas.
La selección del conocimiento que queda en línea y los permisos de edición y borrado
Qué hacer con el conocimiento publicado dependerá del tipo de información de que se trate: si es información principal o es accesoria, si la información consiste en comunicaciones entre los participantes, si estas comunicaciones lo han sido en formato foro o mediante listas de correo, si existen desarrollos de software o se recopilaron meros datos... En cada proyecto deberá analizarse la naturaleza de la información que obre en poder de los participantes y según sus condiciones tomar una decisión. Por ejemplo, pueden suprimirse los foros y las listas de correo pero mantener la web, el software desarrollado y los datos en hojas de cálculo de Google Docs. Las posibilidades son múltiples.
Si se han generado archivos audiovisuales, un lugar óptimo para su conservación es archive.org. La función de esta web es la preservación de archivos existentes en internet y su mantenimiento se realiza por una organización no gubernamental sin ánimo de lucro fundada en 1996 y con domicilio en San Francisco. Asimismo, se presta el servicio Wayback Machine que almacena copias de webs, lo que permite ver el contenido de una página en una fecha determinada.
Se deberá tomar una decisión sobre quién conserva las claves de acceso a los diferentes servicios de internet donde se almacene la información como, por ejemplo, la cuenta de Facebook, de Youtube, de Google Docs, de los foros utilizados, de los grupos de correo, de archive.org... La práctica indica que esta decisión suele ser tácita y que se abandonan muchas veces las cosas a su suerte lo que puede generar problemas de gestión a la larga pues confiando unos participantes en otros si con posterioridad se desea modificar la información pudiera darse el caso de que todas las personas han olvidado las claves. Siempre es conveniente que alguno de los impulsores, o todos, conserven la posibilidad de acceso con los máximos permisos a la información.
El anuncio de finalización de la acción
Mantener en línea los restos de una acción micropolítica ya desactivada en la que no figure claramente que la acción ha finalizado, puede ocasionar situaciones no deseadas. Por esta razón debe señalarse claramente que no se continúa con la misma. Esta noticia deberá publicarse en un lugar destacado de la web sede de la acción y, en la medida de lo posible, en todos los canales utilizados para comunicar la misma o en los archivos de datos o desarrollos de software que se lleven a cabo.
Por ejemplo, si la información se volcaba en una hoja de cálculo compartida, deberá indicarse en la misma que la información no se halla actualizada, si se trata de un programa de software, deberá indicarse que el código ya no se mantiene: en Twitter puede cambiarse la biografía de la cuenta para también informar que el proyecto ya ha finalizado e igualmente puede hacerse en Facebook. Según el tipo de información de que tratemos habrá de expresarse esta circunstancia.
El análisis post-mortem
Una de las buenas prácticas del desarrollo del software es el de documentar el cierre del proyecto en lo que se ha venido a denominar documentación post-mortem. Se trata de hacer un análisis de los aspectos que han funcionado correctamente, cuáles hubieran sido mejorables y cuáles han supuesto vías inadecuadas. El análisis puede integrar elementos tanto cuantitativos como cualitativos y deberá indicar los elementos relevantes que los precursores de la acción consideren conveniente.
Como ejemplo puede señalarse el análisis post-mortem que David Cabo realizó del proyecto “Adopta un Senador”, cuya historia es la siguiente21: el día 8 de septiembre de 2011 las webs del Congreso de los Diputados y del Senado de España publicaron, por primera vez en su historia, las declaraciones patrimoniales de los miembros del parlamento. El formato que se utilizó para poner a disposición pública los archivos era Portable Document Format (PDF) con imágenes incrustadas. El problema de este tipo de formato es que los datos que contienen los documentos no pueden tratarse automatizadamente ya que son imágenes: no se puede realizar estadística con el contenido de unas fotografías ni seguir evoluciones históricas de los datos, por lo que hay que extraerlos y transcribirlos mediante mecanismos bien de reconocimiento óptico de caracteres (OCR), bien a mano.
Al ver este tipo de formato, se produjo una iniciativa ciudadana para transcribir colaborativamente los documentos en una hoja de cálculo de Google Docs cuyos títulos de columnas correspondían con las divisiones del documento de declaración patrimonial de los parlamentarios. Se inició de esta manera el proyecto “Adopta a un Senador” en el que cada persona se encargaba de un miembro del Senado, leía el archivo de la declaración patrimonial y lo transcribía en la línea correspondiente al senador en la hoja de cálculo de Google Docs.
Muchas personas colaboraron para transcribir los datos hasta tal punto que la plataforma utilizada estuvo un tiempo saturada. Se produjo vandalismo y spam en los datos ya extraídos por lo que hubo que cambiar los permisos de la hoja de cálculo desde una configuración en la que todas las personas podían modificarla a otra en la que se debía solicitar permiso. Finalmente, el día 12 de septiembre David Cabo verificó que los datos de los 261 senadores que habían presentado la declaración patrimonial se habían transcrito correctamente en la hoja de cálculo.
Ese mismo día 12, Cabo envió un correo electrónico al grupo Pro Bono Público en el que bajo el asunto “Adopta un senador: post-mortem” realizaba un resumen final de la experiencia compartiendo públicamente el aprendizaje obtenido. Se transcribe literalmente el mensaje, por el ejemplo que supone para usarse en cualquier acción micropolítica:
Buenas,
La campaña empezó la noche del jueves no sólo para sacar la información, sino también como experimento de crowd-sourcing, para ver si aquí podíamos aplicar lo que hicieron en The Guardian, mySociety y similares. Aunque no ha terminado todavía puedo hacer un breve balance:
* Google Docs manejaba la carga sin problemas inicialmente, pero cuando hubo más de 50 personas a la vez en la hoja se notaba al editar, hasta hacerse casi inservible. Creo que la mayor parte del tráfico vino de Menéame.
* La edición anónima funcionó sin problemas casi todo el día del viernes, pero por la tarde desapareció información por primera vez, no sé si por accidente o intencionadamente. GDocs permite restaurar versiones antiguas, y así lo hice, pero el modelo Wikipedia de dejar a los vándalos y luego restaurar no funciona muy bien aquí: primero, es mucho más difícil detectar que alguien ha puesto algo mal, la hoja es enorme y los cambios son en tiempo real; y segundo, todo el mundo trabaja a la vez, de forma que cuando te das cuenta y restauras estás borrando el trabajo de mucha gente.
* Por la noche comenzaron los ataques de spam intencionados. Ahí ya cerré la edición anónima. Al día siguiente se apuntaron unas 12-15 personas para colaborar: menos posiblemente de las que lo hubieran hecho anónimamente, pero también las más motivadas. El problema de la edición anónima es que hay gente que deja la línea a mitad, o se salta las partes difíciles, con lo cual no sé si ahorran tiempo realmente. O sea que parece un buen método. (No puedo demostrarlo, pero creo que si en vez de un correo privado hubieran tenido que presentarse aquí en público lo hubiera hecho menos gente.)
* Alberto y alguien más (me olvido) sugirieron usar un formulario la próxima vez para evitar vándalos. El problema es cómo decidir entonces qué diputado haces: puedes ver la hoja con los resultados ya enviados, sí, pero estarían todos desordenados, tendrías que comparar con la lista completa... Habría que montar algo para distribuir a la gente, sólo justificable si hay mucho trabajo (como con las dietas en UK). Luego además habría un montón de trabajo de soporte de "ay, me he equivocado y necesito cambiar la línea" y tal, o líneas duplicadas, etc... No lo veo claro.
* Si hubiera fijado el formato de las columnas numéricas como cantidades en euros me hubiera ahorrado tiempo y discusiones sobre si el separador de los miles es el punto y la coma. Algo parecido con el formato de fechas, hubo bastante confusión y trabajo repetido.
* Al final tiene que haber una persona que repase todo para asegurar que hay un estándar consistente en la transcripción y que no falta nada. No creo que esto se pueda distribuir. En la primera pasada había bastantes errores, e incluso habían desaparecido líneas, creo que por error.
La función del análisis post-mortem es la de servir de enriquecimiento para las subsiguientes acciones micropolíticas. Por ejemplo, de la lectura del análisis efectuado por David Cabo, se pueden extraer diversas conclusiones relacionadas con la herramienta utilizada, la hoja de cálculo de Google Docs, en cuanto a los permisos de edición, formatos numéricos y de fechas, situaciones de vandalismo en las que se borraron datos, situaciones de spam... De esta manera, no es necesario haber participado en el proyecto de “Adopta un Senador” para conocer la problemática de vandalismo en una hoja de cálculo compartida con anónimos.
Mostrar a los demás el aprendizaje obtenido de una acción en la red supone un gran final para una acción micropolítica. En realidad supone engarzarla con el comienzo de muchas otras acciones. Como se afirmó en uno de los artículos que supuso el disparo de salida de #Nolesvotes, el éxito de un proyecto no se mide en el resultado electoral, sino en el aprendizaje que obtengamos del uso ciudadano de las redes.
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En correo electrónico al autor. ↩
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En el momento de la primera edición en papel de esta obra, las retenciones suponían un 20% de los ingresos del trabajador, cifra que por sí misma no parece muy elevada pero, como los trabajadores autónomos soportan gastos en el ejercicio de su actividad, el 20% de los ingresos muchas veces se puede convertir en una cantidad que incluso supere el 100% de los beneficios, dejando al trabajador sin liquidez. Esta situación ya fue analizada por la Sala Tercera del Tribunal Supremo en una sentencia de 22 de septiembre de 2000 que resolvió que la retención del 20% (vigente en aquél entonces) era confiscatoria. Por tanto, si en el año 2000 ya hubo una sentencia declarando que el 20% de retención del IRPF del trabajador autónomo es confiscatorio, hay buenas razones para pensar que el Tribunal Supremo hubiera declarado en 2015 lo mismo dado que la retención era de la misma magnitud. ↩
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Vid. Posner (2007). ↩
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Vid. https://lists.ourproject.org/cgi-bin/mailman/listinfo/p2p-lang-es Se trata de una de las 676 de listas de correo alojadas en Ourproject.org, con un total de unos 24.300 miembros, obra del nunca mediático y siempre silencioso hacker Vicente Ruiz Jurado. ↩
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Vid. gatopardo.com,www.ellector.com, observadorciudadano.com, theblog.es, www.anboto.com y nodo50.org ↩
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El poder de uno. ↩
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Artículo 14, 2º del vigente Texto Refundido de la Ley de Propiedad Intelectual, de 12 de abril de 1996. ↩
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Este tipo de diagramas es uno de los que integran el Lenguaje Unificado de Modelado (UML por sus siglas en inglés: Unified Modeling Language), que lo denomina diagrama de actividades. ↩
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La URL http://www.fernandoplaza.com/2015/03/facebook-noesmifiestanacional.asp mostraba esta situación. Dicha página ha desaparecido dado que Facebook parece haber levantado la supresión. ↩
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Vid. Character Mnemonics & Character Sets http://www.ietf.org/rfc/rfc1345.txt
– _ . 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 a b c d e f g h i j k l m n o p q r s t u v w x y z ↩
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«tjue» es el acrónimo del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. ↩
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El dígito 4 haría referencia a la sección del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. ↩
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«gs» es el acrónimo de Gran Sala. ↩
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En este caso el formato del archivo es pdf. ↩
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Ontología jurídica libre. ↩
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Estos criterios se tratan en Nadal y De la Cueva (2012, 292-295), de donde se transcriben. ↩
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FOIA request: Petición de entrega de información pública realizada en ejercicio de los derechos contenidos en la Freedom of Information Act (ley de libertad de información). ↩
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Para la explicación de las licencias Creative Commons retomo el contenido publicado en «Introducción al Copyleft. Una perspectiva de su recepción en España». Periférica: Revista para el análisis de la cultura y el territorio número 8, 2007, pp. 113-132. Documento accesible en línea: http://revistas.uca.es/index.php/periferica/article/viewFile/1104/940. ISSN: 1577-1172. ↩
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El 6 de febrero de 2013 el diario Expansión publicó un artículo cuyo título era el de «Los 10 abogados españoles más influyentes en redes sociales». Se incluía al autor de este libro en el número 2 de los abogados más influyentes. El criterio era puramente numérico basado en el índice Klout y en el número de seguidores. Ni siquiera se había analizado el número de seguidores zombies de cada abogado, que en alguno de los incluidos alcanzaba el 70%. ↩
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Según el Institute for Intercultural Studies, fundado por Margaret Mead en 1944 y encargado de su legado, no se ha podido localizar dónde fue citada esta frase por primera vez, creyendo que comenzó a circular probablemente a través de un artículo periodístico o mediante algo dicho espontánea e informalmente. Vid. http://www.interculturalstudies.org/faq.html ↩
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Para un relato más detallado sobre el proyecto, vid. De la Cueva (2012a). ↩